Y anárquicamente distribuidas alrededor de la mesa principal , otras más reducidas y cuadradas , acompañadas de sendos bancos de madera ennegrecida y lustrosas por el continuo uso . Casi todas se hallaban ocupadas por homres de amplios ropones , bigotes rasurados y cumplidas barbas , que comían o apuraban sin medida el vino negro , espeso y caliente procedente de un hogar practicado en la pared que se alzaba a mi derecha . Varias mujeres , con el rostro y brazos tatuados , iban y venían en un incensante trajinar , reponiendo los caldos y estofados de vegetales que llenaban la vasija común de cada mesa y en la que los comensales introducían un trozo de pan , a manera de cuchara . El cuadro lo redondeaba un curioso << mostrados >> , parecido a los que había observado en las tabernas de Nahum . Se levantaba junto al muro situado frente a la puerta de acceso y se hallaba armado por diez campanudas vasijas , de un metro de altura , alineadas y sólidamente enterradas en el piso de ladrillo . Sobre las bocas de las ánforas había sido dispuesta una plancha de madera de sicomoro , de unos cinco metros de longitud , con diez orificios , de veinte a treinta centímetros de diámetro , que permitían el llenado de las jarras o de los cucharones de largos brazos . El vino , salvo que el cliente eligiera tomarlo a la temperatura ambiente - algo poco frecuente en aquel tiempo - , era trasvasado a la marmita que colgaba en el hogar y , una vez caliente , servido por las << burritas >>.
La Señora y el Zebedeo , muy cerca del extremo derecho de este << mostrador >> , parecían esperar . La clientela , cada cual a lo suyo , no les había prestado mayor atención , a excepción de los que tomaban asiento en una de las mesas próximas a las tinajas .
Al reunirme con ellos percibí cierto malhumor en sus rostros . Lo atribuí al obligado paso junto a la soldadesca o , quizá , al apestoso y poco recomendable clima que se respiraba en la taberna . Me equivocaba .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
La Señora y el Zebedeo , muy cerca del extremo derecho de este << mostrador >> , parecían esperar . La clientela , cada cual a lo suyo , no les había prestado mayor atención , a excepción de los que tomaban asiento en una de las mesas próximas a las tinajas .
Al reunirme con ellos percibí cierto malhumor en sus rostros . Lo atribuí al obligado paso junto a la soldadesca o , quizá , al apestoso y poco recomendable clima que se respiraba en la taberna . Me equivocaba .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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