martes, 5 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 66 )

Un reflejo metálico vino a descabalgarme de las vertiginosas reflexiones . El individuo empuñaba  un arma . Aminoré el paso , preparándome para un posible y nuevo ataque . Inexplicablemente , la figura siguió inmóvil , con los brazos desmayados  a lo largo de la túnica . Pos supuesto , me estaba observando . Y al llegar a un par de metros de la boca del túnel  me sobresalté . Era el Zebedeo . ¿ Cuánto tiempo llevaba allí ? ¿ Había sido testigo del apaleamiento y de la <<  milagrosa >>  recuperación ? ¿ Pudo presenciar mi espectacular << invocación a los cielos >>? Tales pensamientos , como un torbellino , provocaron en mí un sentimiento más angustioso que el experimentado en el enfrentamiento con los galileos .
Al mirarle a los ojos  supe que el discípulo lo había visto todo ... , o casi todo . Sus finas facciones , que restaban gravedad a sus veintiocho años , no reflejaban  temor . Había en ellas  una luz tenue ; como si la admiración que escapaba de su mirada  hubiera empapado hasta el último de sus poros . No abrió los labios . Y yo , que aguardaba  en tensión , agradecí su prudente silencio . Pestañeó nerviosamente  y rega lándome  la mejor de sus sonrisas se puso en camino . Le dejé avanzar . En esos momentos  , más que nunca  , necesitaba de la soledad y de la reflexión . ¿ Había sucedido lo invitable ? ¿ estaba escrito que , antes o después , fuera descubierta mi verdadera identidad ? Llegado a este crítico extremo , ¿ cuál era mi deber ?  Allí mismo , caminandocomo un autómata tras lo pasos del Zebedeo , rumbo a Caná  de galilea  , puse en tela de juicio la eficacia de la operación. . Para ser exactos , mi propia  eficacia . Hoy sé que exageraba en mis juicios . Haberle conocido , haberle seguido y haberle amado constituyeron nuestro gran éxito . Y ahora , por su gracia  y expreso deseo , está en mis manos relatar cuanto vi , escuché e intuí.
En aquella agitada mañana , sin embrago , las cosas no parecían tan nítidas . Hice balance y el cuadro de mis turbulentos pensamientos se ennegreció : ante la Señora había fracasado estrepitosamente . Despés , en la posada del tuerto , me había visto en la imperiosa necesidad de hacer uso de mis << poderes >> , siendo descubierto por el Zebedeo . Si éste lo comentaba  con María y natanael , cosa probable  , las sostechas de la madre del Maestro quedarían confirmadas . En ese supuesto , contemplado también por Curtiss  y los jefes de la operación  , nuestro retorno debía ser inmediato . Pero la delicada situación tomaría unos derroteros insospechados .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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