viernes, 8 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 87 )

La respiración de Bartolomé , quizá al saberse en manos de Meir , recuperó un ritmo aceptable  . Y abriendo los párpados exploró las pupilas . La Señora , atenta , aproximó la lucerna  al pálido rostro del << oso >> . Su pulso , tembloroso , no pasó desapercibido para el anciano . La midriasis o dilatación de ambas pupilas era normal . Aquél era un buen síntoma  . Y Meir , retirando con dulzura la mano que sostenía la luz , preguntó a Maria :
- Hija , ¿ quién es el enfermo ? ... ¿ El o tú ?...
La Señora bajó los ojos , disculpándose . Y Juan , devorado por la impaciencia  , apremió al << auxiliador >> con una insolencia similar a la que yo había soportado en el lugar del incidente . Meir no se inmutó  . Y por toda respuesta , sin perder la compostura , le ordenó que calentara agua . El Zebedeo obedeció , dirigiendose a la esquina izquierda de la estancia . Y quien esto escribe se
sintió complacido ante la firmeza y tolerancia de aquel hombre .
El << auxiliador >> dirigió sus manos a los músculos intercostales y al diafragna del discípulo . Palpó y , satisfecho , bromeó acerca de su glotonería  . Supuse que no había hallado signo de curarización o paralización de dichos músculos .
La astucia y conocimiento del rofé me entusiasmaron . Las chanzas sobre el abultado vientre  , amén de relajar la tensión del momento , guardaban otra solapada intención : verificar los posibles trastornos en la dicción . Y el de Caná , con ciertas dificultades en la pronunciación , abusando de su amistad con el anciano , le << envió a los infiernos >> .  Meir se dio por satisfecho . Y regresando a la mesa de mármol tomó un pequeño punzón , flameándolo en la llama de la lucerna  . Desinfectado  y enfriado , se arrodilló de nuevo ante el enfermo , practicando una serie de meticulosos pinchazos en el edema que deformaba la mano . Al tocar el área de la mordedura Bartolomé no reaccionó . La acción neutóxica del veneno había insensibilizado dicha zona . Afortunadamente no sucedió lo mismo con el resto de la hinchación . Natanael acusó el dolor . Torció el gesto y maldijola la casta del sanador .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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