Me detuve unos instantes , tratando de localizar a María y al Zebedeo . El minucioso recorrido visual no dio resultado . A mi derecha , sentados sobre el blanco enlosado , se hallaban los soldados . Formaban un apretado círculo , discutiendo , vociferando y lanzando sonoras risotadas , Al parecer participaban en elgún tipo de juego . Los cascos de madera y metal , las jabalinas y los escudos curvos , también de madera , aparecían diseminados sobre el oavimento , a sus espaldas . Portaban sobre el tronco las típicas cotas de mallas , trenzadas a base de anillas de hierro . Curiosamente, ninguno de aquellos jinetes , a pesar del descanso que disfrutaban , se había desembarazado de las espadas que colgaban de sus costados derechos . A diferencia de las turmae que había contemplado en la Ciudad Santa , ésta lucía bajo la armadura unas << camisas >> de manga larga y de un apagado clor violeta . Los pantalones , en cambio , granates , muy ceñidos y cubriéndoles hasta la espinilla , eran los utilizados habitualmente por la caballería . Al escuchar su jerga deduje que estaba ante una patrulla de origen sirio . posiblemente , contratada y perteneciente a una de las cuatro legiones regulares estacionadas en Palestina en aquel tiempo . Su asentamiento podía hallarse en la ciudad de Tiberíades o en algún otro núcleo próximo a la costa oeste delo yam . Entre los 17 y 27 años , presentaban un aspecto vigoroso y saludable . Algunos , y esto tampoco lo había observado en Jerusalén , lucían unas tiras de cuero alrededor de las sienes , muñecas y cintura . Minutos más tarde entendería la razón y el fundamento de aquellos supuestos adornos .
Una galería porticada rodeando el patio completaba aquella parte de la posada . . En ella , a manera de improvisadas caballerizas , permanecían los animales de carga y el ganado, en una caótica mezcolanza con el forraje y consumidos por las moscas y tabánidos que los escoltaban sin remedio . En el muro situado frente al túnel de acceso se habrían tres puertas . Las dos de las esquinas conducían al piso superior : a las habitaciones de los viajeros . Esta segunda planta , con una veintena de pequeñas puertas , aparecía protegida por una rústica y ennegrcida barandilla de troncos de conífera de la que colgaban las esteras y edredones habitualmente empleados para dormir .
Autor :J.J Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Una galería porticada rodeando el patio completaba aquella parte de la posada . . En ella , a manera de improvisadas caballerizas , permanecían los animales de carga y el ganado, en una caótica mezcolanza con el forraje y consumidos por las moscas y tabánidos que los escoltaban sin remedio . En el muro situado frente al túnel de acceso se habrían tres puertas . Las dos de las esquinas conducían al piso superior : a las habitaciones de los viajeros . Esta segunda planta , con una veintena de pequeñas puertas , aparecía protegida por una rústica y ennegrcida barandilla de troncos de conífera de la que colgaban las esteras y edredones habitualmente empleados para dormir .
Autor :J.J Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto