domingo, 3 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 55 )

Me detuve unos instantes , tratando de localizar a María y al Zebedeo  . El minucioso recorrido visual no dio resultado . A mi derecha  , sentados sobre el blanco enlosado , se hallaban los soldados  . Formaban un apretado círculo , discutiendo , vociferando y lanzando  sonoras risotadas , Al parecer participaban en elgún tipo de juego . Los cascos de madera  y metal , las jabalinas y los escudos  curvos  , también de madera , aparecían  diseminados sobre el oavimento , a sus espaldas . Portaban sobre el tronco las típicas cotas de mallas , trenzadas a base de anillas de hierro . Curiosamente, ninguno de aquellos jinetes , a pesar del descanso que disfrutaban , se había desembarazado de las espadas que colgaban de sus costados derechos . A diferencia  de las turmae que había contemplado en la Ciudad Santa  , ésta lucía bajo la armadura  unas << camisas >> de manga larga y de un apagado clor violeta  . Los pantalones , en cambio , granates , muy ceñidos y cubriéndoles hasta la espinilla , eran los utilizados habitualmente  por la caballería  . Al escuchar su jerga  deduje que estaba ante una patrulla de origen sirio . posiblemente , contratada  y perteneciente a una de las cuatro legiones regulares estacionadas en Palestina en aquel tiempo . Su asentamiento podía hallarse en la ciudad de Tiberíades  o en algún otro núcleo próximo a la costa oeste  delo yam . Entre los 17 y 27 años  , presentaban un aspecto vigoroso y saludable  . Algunos , y esto tampoco lo había observado en Jerusalén , lucían unas tiras de cuero alrededor de las sienes , muñecas y cintura . Minutos más tarde entendería la razón y el  fundamento de aquellos supuestos adornos .
Una galería  porticada rodeando el patio completaba aquella parte de la posada . . En ella , a manera de improvisadas caballerizas  , permanecían  los animales  de carga y el ganado, en una caótica mezcolanza con el forraje y consumidos por las moscas y tabánidos  que los escoltaban sin remedio . En el muro situado frente al túnel de acceso se habrían tres puertas  . Las dos de las esquinas  conducían al piso superior  : a las habitaciones  de los viajeros . Esta segunda planta  , con una veintena  de pequeñas puertas , aparecía  protegida por una rústica  y ennegrcida barandilla  de troncos de conífera  de la que colgaban las esteras  y edredones habitualmente empleados para dormir .
Autor :J.J Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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