Y una larga y sarmentosa mano , tendida con generosidad , me ayodó a incorporarme . Agradecí el gesto , escrutando el semblante del anciano que tenía ante mí . Sus cabellos y barba , casi albinos , enmarcaban un rostro alto y estrecho , ligeramente bronceado y en el que dominaban unos ojos claros y confiados . Sobre la Túnica de lana , igualmente blanca , reconicí la << haruta >> : la pequeña rama de palmera que dispinguía a los médicos - mejor dicho , a los << auxiliadores >> - judíos . Su nombre era Meir y reswultó un viejo conocido y amigo de Natanael y de la familia del Maestro . Sus más de sesenta años habían discurrido , casi en su totalidad , en Caná de Galilea , entregado al estudio de la medicina en general y de las rosas en particular . Su eficacia como rofé - aunque él siempre rechazó este título - y su nobleza de alma le habían grangeado la estima y una fama que nadie osaba discutir . Pero esto iría descubriéndolo poco a poco . Primero en esta apresurada visita y , más adelante , al acompañar a Jesús en su vida de precicación .
L percibir mi turbación sonrió tranquilamente , sumando nuevas arrugas a los muchos pliegues de su noble rostro . Y sin pronunciar palabra alguna se perdió en las tinieblas de la estancia . Segundos despues , la luz que portaba prendía las mechas de otros candiles , estratégicamente colgados de las paredes . Y la oscuridad fue retrocediendo , permitiéndome explorar lo que constituía el lugar de trabajo del << auxiliador >> : una singular mezcolanza de << laboratorio - biblioteca - hospital >> ,reunidos en una galería sin ventanas , de casi veinte metros de longitud por otros seis u ocho de fondo . Los cuatro altos muros , a escepción de la puerta de entrada y de una segunda abertura practicada en una de las esquinas , a la derecha del referido acceso principal , se hallaban conquistados por una red de estanterías de madera , repletas de ollas , jarras , vasijas y recipientes , muchos de cristal , con inscripciones en arameo , griego y hebreo , gravavadas o pintadas en sus paredes . Y anarquicamente almacenados entre la cacharrería , decenas de pergaminos , en cuero y piel , así como polvorientas tablillas de madera cubiertas de yeso o de una cera negra y dura . ( A diferencia de las denominadas << tabula o tabla rasa >>, en las que era posible volver a escribir raspando o vertiendo una nueva capa de cera sobre la superficie , estas tablillas eran destinadas a inscripciones permanentes. )
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
L percibir mi turbación sonrió tranquilamente , sumando nuevas arrugas a los muchos pliegues de su noble rostro . Y sin pronunciar palabra alguna se perdió en las tinieblas de la estancia . Segundos despues , la luz que portaba prendía las mechas de otros candiles , estratégicamente colgados de las paredes . Y la oscuridad fue retrocediendo , permitiéndome explorar lo que constituía el lugar de trabajo del << auxiliador >> : una singular mezcolanza de << laboratorio - biblioteca - hospital >> ,reunidos en una galería sin ventanas , de casi veinte metros de longitud por otros seis u ocho de fondo . Los cuatro altos muros , a escepción de la puerta de entrada y de una segunda abertura practicada en una de las esquinas , a la derecha del referido acceso principal , se hallaban conquistados por una red de estanterías de madera , repletas de ollas , jarras , vasijas y recipientes , muchos de cristal , con inscripciones en arameo , griego y hebreo , gravavadas o pintadas en sus paredes . Y anarquicamente almacenados entre la cacharrería , decenas de pergaminos , en cuero y piel , así como polvorientas tablillas de madera cubiertas de yeso o de una cera negra y dura . ( A diferencia de las denominadas << tabula o tabla rasa >>, en las que era posible volver a escribir raspando o vertiendo una nueva capa de cera sobre la superficie , estas tablillas eran destinadas a inscripciones permanentes. )
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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