viernes, 8 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 85 )

Y una larga y sarmentosa mano  , tendida con generosidad , me ayodó a incorporarme  . Agradecí el gesto  , escrutando el semblante del anciano que tenía ante mí . Sus cabellos  y barba  , casi albinos  , enmarcaban un rostro alto y estrecho  , ligeramente  bronceado y en el que  dominaban unos ojos claros  y confiados  . Sobre la Túnica  de lana  , igualmente blanca  , reconicí la << haruta >> : la pequeña rama de palmera  que dispinguía a los médicos  - mejor dicho , a los << auxiliadores >> - judíos . Su nombre era Meir  y reswultó un viejo conocido y amigo de Natanael  y de la familia del Maestro . Sus más de sesenta años  habían discurrido , casi en su totalidad , en Caná de Galilea , entregado al estudio de la medicina  en general y de las rosas  en particular . Su eficacia como rofé  - aunque él siempre rechazó este título - y su nobleza de alma  le habían grangeado la estima  y una fama  que nadie  osaba discutir . Pero esto iría  descubriéndolo  poco a poco . Primero en esta apresurada visita y , más adelante , al acompañar a Jesús en su vida de precicación .
L percibir mi turbación sonrió tranquilamente , sumando nuevas arrugas a los muchos pliegues de su noble rostro . Y sin pronunciar palabra alguna  se perdió en las tinieblas de la estancia . Segundos despues , la luz que portaba  prendía las mechas de otros candiles  , estratégicamente  colgados de las paredes  . Y la oscuridad fue retrocediendo , permitiéndome explorar lo que constituía  el lugar de trabajo del << auxiliador >> : una singular mezcolanza de << laboratorio - biblioteca - hospital >> ,reunidos en una  galería  sin ventanas , de casi veinte metros de longitud  por otros seis u ocho de fondo . Los cuatro altos  muros  , a escepción de la puerta de entrada  y de una segunda  abertura  practicada en una de las esquinas , a la derecha  del referido  acceso principal , se hallaban conquistados  por una red de estanterías  de madera , repletas de ollas , jarras , vasijas y recipientes  , muchos de cristal , con inscripciones en arameo , griego y hebreo , gravavadas o pintadas en sus paredes  . Y anarquicamente  almacenados  entre la cacharrería  , decenas de pergaminos , en cuero y piel , así como polvorientas tablillas de madera cubiertas de yeso o de una cera negra y dura . ( A diferencia de las denominadas << tabula  o tabla rasa >>, en las que era posible volver a escribir  raspando o vertiendo una nueva capa de cera sobre la superficie , estas tablillas eran destinadas a inscripciones permanentes. )
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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