El tuerto , ante el quebranto económico que podía suponer esta advertencia , hizo responsable del problema al doliente Bartolomé , que ni siquiera se había movido de mi lado . Estaba claro que aquella venganza tenía << raíces >> muy antiguas ... Juan protestó , recordándole las órdenes del decurión. Los razonamientos del Zebedeo vinieron a colmar el vaso de la indignación general . Y los galileos adoptaron una actitud amenazante , blandiendo sus bastones . La Señora retrocedió atemorizada , refugiándose tras el << oso >> Y el posadero , envalentonado , acusó a Juan y a sus acompañantes de << amigos de los romanos >> , animando a la clientela a lapidarlos . Instintivamente , los discípulos echaron mano de sus respectivos gladius . La situación empeoraba por momentos . A una orden de Natanael , la Señora recogió los efectos . abandonando el lugar . Aquel fue otro arduo dilema para mi . No podía intervenir , ni tampoco permanecer como un mero observador . Al hallarme integrado en el grupo , las amenazas me afectaban tan directamente como al resto.
El << oso >> aguardó a que su compañero , caminando hacia atrás y sin perder la cara de los excitados clientes , se situara a su altura . Y este explorador , más asustado , si cabe , que los discípulos , no supo que partido tomar . Sencillamente , les imité , preparándome para lo que intuía como una batalla campal o una fuga a la desesperada .
La aplastante mayoría de nuestros adversarios y el furor que irradiaban me hicieron temblar .
Una vez emparejados , Juan y Bartolomé siguieron retrocediendo , con las brillantes espadas apuntando hacia la chusma que encabezaba el tuerto . Durante breves minutos , el filo de losm gladius , diestramente manejados por los discípulos , hizo titubear a la mayoría . Y a una señal , dando media vuelta , Natanael primero y el Zebedeo después , emprendieron la carrera hacia el exterior . En cuanto ami , el cruel destino quiso que , al girar sobre mis talones para emprender la huida , mis torpes pies fueran a topar con la olvidada jarra de barro del jeque nómada , rodando cuan largo era sobre el enlosado y perdiendo la << vara de Moisés >> .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El << oso >> aguardó a que su compañero , caminando hacia atrás y sin perder la cara de los excitados clientes , se situara a su altura . Y este explorador , más asustado , si cabe , que los discípulos , no supo que partido tomar . Sencillamente , les imité , preparándome para lo que intuía como una batalla campal o una fuga a la desesperada .
La aplastante mayoría de nuestros adversarios y el furor que irradiaban me hicieron temblar .
Una vez emparejados , Juan y Bartolomé siguieron retrocediendo , con las brillantes espadas apuntando hacia la chusma que encabezaba el tuerto . Durante breves minutos , el filo de losm gladius , diestramente manejados por los discípulos , hizo titubear a la mayoría . Y a una señal , dando media vuelta , Natanael primero y el Zebedeo después , emprendieron la carrera hacia el exterior . En cuanto ami , el cruel destino quiso que , al girar sobre mis talones para emprender la huida , mis torpes pies fueran a topar con la olvidada jarra de barro del jeque nómada , rodando cuan largo era sobre el enlosado y perdiendo la << vara de Moisés >> .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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