sábado, 11 de junio de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 4 al 14 de mayo ( 156 )

Si estos exploradores  conseguían una muestra que conservase los cromosomas de José , la  << huella dactilar >> de su ADN resolvería el gran misterio : ¿ era José el padre biológico del Galileo o , por el contrario , como defiende la Iglesia católica , la concepción de Jesús de Nazaret fue << obra divina >>?
Para consumar tan interesante experimento , apuntado en parte en páginas anteriores , necesitábamos , insisto , la tercera << pista genética >> : sangre , cabellos con raíz , huesos o cualquier otro resto que hubiera preservado células vivas en la que, como se sabe , se almacena , entre otros elementos , la << espiral de la vida >>  ( el ADN ) .
Con la << fotografía >> del ADN de los esposos y del HIjo era viable la referida comprobación . Si Jesús fue concebido con el semen de José , su código genético aparecería en el ADN de los progenitores .
En principio , sin embargo , la obtención de esa << tercera pista >> no resultaba nada fácil . José había fallecido el 25 de septiembre del año 8 de nuestra era . Es decir , hacía veintidos años ...
¿ Cómo conseguir esa muestra ?
Salvo que Mría hubiera conservado algún mechón de cabello ( sólo era útil con raiz ) , la única posibilidad , lógicamente , se hallaba en los restos óseos . En ptras palabras : en el recóndito cementerio que tuve ocasión de visitar en compañía de Santiago y su cuñado Jacobo durante la infrctuosa búsqueda de Juan Zebedeo .
Obviamente , solicitar permiso a los familiares para la exhumación no tenía sentido . ¿ Qué podía decirles ?
Sólo quedaban dos alternativas
Una : indagar cerca de la Señora sobre los mencionados mechones de pelo . Algo para lo que siempre había tiempo.
Dos : la idea que acababa de asaltarme ...
Y a pesar del riesgo decidí probar fortuna . Este explorador era consciente de lo que sucedería si lo atrapaban . La manipulación de cadáveres o huesos humanos , a excepción de los obligados traslados , estaba prohibida por la Ley y severamente castigada . Pero el desafío me incendió.
Autor : J.J.Benitez Un abrazo
Antonio Martinez

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