lunes, 13 de junio de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 4 al 14 de mayo ( 165 )

Era la primera visita al cementerio de Nazaret , mientras contemplaba emocionado la estela que honraba el recuerdo de su padre , el segundo hijo de la Señora , agradeciendo mi respetuiosa actitud , insinuó que los restos habían sido trasladados .
<< Ya no están aquí . Vamos ...  >>
¿ Qué quiso decir exactamente ?
Mi tozudez - lo confieso - era casi patológica .
¿ Los huesos fueron arrojados a la fosa común , al kokhim ? En ese supuesto , poco podíamos hacer para obtener la tercera pista genética .
¿ O quizá se refería al ossilegium ?
Esta práctica funeraria era iguamente común entre las familias judías . Transcurrido un tiempo prudencial , los huesos eran exhumados y depositados en osarios de piedra , en el interior de grutas o panteones . Así lo contrastamos en las dos exploraciones ( la última de triste recuerdo ) de la cripta cercana a Nahum . En estos depósitos aparecían grabados los nombres de los difuntos y sus vínculos familiares .
Si la Señora y los suyos escogieron esta segunda alternativa - la más << humana >> -, no todo estaba perdido ...
Y naturalmente , inasequible al desaliento , me propuse averiguarlo a la primera oportunidad . El fracaso en el Nebi , lejos de curar los peligrosos ardores aventureros , se clavó en mi orgullo como una espina envenenada .
Pero el agotamiento , el déficit de sueño y el sol , filtrándose de puntillas entre las hojas , acabaron con las obsesibas reflexiones de este humillado explorador . Y por fortuna quedé profundamente dormido , distanciándome de lamentos , hipótesis  y futuros y arriesgados planes .
Y recuerdo que fui bruscamente despertado en mitad de una pesadilla .
Poncio , con su risa de hiena , embadurnaba mi cara con aquel apestoso y húmedo maquillaje a base de excrementos de cocodilo.
Y al abrir los ojos descubrí sobresaltado el blanco hocico del aburrido Poseidón y su mojada lengua , lamiendo mi rostro .
Lo acaricié y me incorporé sin saber muy bien dónde estaba .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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