miércoles, 22 de junio de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 6 - 19 de mayo , viernes ( 5 )

No hubo comentarios . Ignoro si mi hermano lo tenía preparado . Poco importa . Ambos estábamos de acuerdo : aquél si era el auténtico , el más sagrado objetivo de esta dura , extraña y fascinante experiencia . Por supuesto que confiábamos en Él . Cómo no hacerlo después de lo que habíamos visto y experimentado ... Lo haríamos , sí . NO dejaríamos en blanco un solo minuto , un solo suceso relacionado con el Maestro . El mundo debía , tenía derecho a saber ...
¡ Poseidón !
Al asomarnos a las escotillas comprendimos nuestra torpeza . El noble caballo blanco , proporcionado por Civilis en la fortaleza del gobernador m en Cesarea , reclamaba un mínimo de atención . Los reiterados y breves relinchos , rematados con un sonido grave , casi con la boca cerrada , no dejaban lugar a dudas . El animal protestaba  . Llamaba . Pero ¿ cómo podía saber que estábamos allí ? El módulo , protegido por la radiación IR ( infrarroja ) , era invisible a sus ojos ... Devíamos tomar una decisión . ¿ Nos quedábamos con él ? Mi hermano , cargado de razón , se opuso . Ciertamente , pensando en los viajes que nos aguardaban , el concurso de Poseidón podía ser de gran utilidad . Sin embargo , mientras la amenaza de Poncio siguiera pesando sobre este explorador  , la presencia del llamativo bruto constituía  un riesgo añadido . Traté de disuadirle , argumentando que , al montarlo , no había reparado en marca alguna . Ni de raza , ni tampoco de propiedad .
Eliseo me perforó con la mirada  . Y supe la verdad : la única , la verdadera razón de peso que me movía a defender al nuevo compañero ... era el afecto . Pero no protestó . Se encogió de hombros y me dejó hacer .
Lo primero era lo primero . Pretender alimentar al equino en lo alto de aquella pedregosa y reseca planicie  era poco menos que imposible .. El agua , quizá , era lo de menos . La << cuna >> estaba en condiciones de suminestrársela . El forraje , en cambio , era otra cuestión . La vegetación que medio prosperaba en el lugar la formaba  tan sólo los heroicos corros de cardos perennes .
Así que , de mutuo acuerdo , opté por descender hasta la plantación situada al nordeste del Ravid , al pie del camino que unía Migdalcon Maghar . Entre los huertos  , con un poco de suerte  , podía encontrarlo que buscaba . Lo que no imaginé , naturalmente , es que el Destino - cómo no - también me aguardaba entre aquellos laboriosos felah...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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