lunes, 12 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 27 de setiembre al 10 de octubre ( 10 )

A Eliseo le faltó poco para romper a reir . Debido a su gran altura , y al manto que lo cubría , Yehohanan tenía que esquivar de continuo los trozos de vasijas que colgaban de las ramas de la sófora . En más de una ocasión topó con los << ostracones >> , lo que provocó las risitas y los cuchicheos de los discípulos . El vidente se revolvía y permanecía inmóvil , intentando averiguar quién osaba burlarse . Los hombres , sorprendidos , chocaban unos con otros y terminaron bajando las cabezas , aturdidos y temerosos . Yehohanan no hablaba , pero - supongo - la mirada lo decía todo . Y vuelta a empezar...
La insólita << meditación >> , como digo , se prolongó un buen rato . Calculé unas cincuenta vueltas alrededor del tronco . Y cada poco , el Anunciador interrumpía la marcha , retirándose a la orilla del río . Allí orinaba abundantemente . Aquello no era normal . Y asocié la referida poliuria ( trastorno en la micción ) con otrs << síntomas >> que empezaban a despuntar . El instinto me advirtió...
- ¿ Y éste es el precursor de Jesús ?
La pregunta del ingeniero estaba más que justificada . La imagen actual de Juan el Bautista poco o nada tiene que ver con lo que me fue << revelado >> . Pero así se hace la historia ...
Yehohanan , imagino que arto de las impertinentes vasijas , fue a sentarse al pie de la sófora . El sol apretaba lo suyo . En esos momentos ( diez de la mañana , aproximadamente ) , la temperatura en el Yaboq superaba los 20 grados Celsius . El día prometía calor.
El vidente , cubierto por el talith , fue rodeado por el grupo . Por los gestos interpreté que era el turno de preguntas . Desde nuestra posición era imposible escuchar . Deduje que el Anunciador los aleccionaba .
Y a eso de la sexta ( mediodía ) percibimos varios movimientos extraños . En primer lugar , la totalidad de los discípulos giró la cabeza y dirigió las miradas hacia estos exploradores . No supimos qué pensar . Despues , el lugarteniente se levantó , se aproximó y susurró algo al oído del vidente . Abner también nos miró . Acto seguido , el samaritano y cinco de sus hombres salieron del guilgal y se encaminaron al lugar donde nos encontrábamos .
Algo sucedía ...
Nos pusimos en pie .
Autor : J.J.Benitez
Un abraz
Antonio Martinez

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