jueves, 22 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 27 de setiembre al 10 de octubre ( 49 )

Ahora entiendo por qué fuimos a parar al << vado de las Columnas >> . Era menester que fuéramos por delante , también en esto .
Nada es azar ...
El 9 de octubre , martes , decidí probar fortuna . Yehohanan no había regresado . Hablé con mi compañero y se mostró de acuerdo . Teníamos que salir de dudas .
¿ Qué demonios hacía el Anunciador en el bosque de acacias ?
Eliseo esperaría mi regreso .
Y antes del alba , discreta y silenciosamente , procurando no ser visto , crucé el vado y alcancé la orilla derecha del Yaboq . Mi intención era simple : localizarlo y averiguar por qué desaparecía en el espeso boscaje de acacias , ricinos y salvadoras . Sabía que estaba prohibido seguirlo pero , aun así , decidí arriesgarme . No quería retornar al módulo con esta duda . Algo me decía que la << visita >> al otro lado del afluente era de suma importancia ...
Aguardé el clarear del día .
Tuve suerte .
Nadie se percató de la maniobra . Exploré la espesura con la vista y , lentamente , con el auxilio de la << vara de Moisés >> , fui ganando terreno entre el enredado ramaje . No descubrí camino alguno . Aquella zona del Yaboq era salvaje e improductiva . Las acacias , armadas con miles de espinas de hasta diez centímetro de longitud , marfileñas y despiadadas , eran un barrera excelente . Sólo un loco se habría atrevido a penetrar en aquel territorio . Los frutos , ligeramente curvados , se hallaban en plena sazón . Cientos de pájaros se disputaban las copas , agitando con sus vuelos las flores rojas y amarillas . El amanecer despabiló a las crías , y el trino de las passer ( golondrinas del Jordán ), los alcaudones , los herreruelos y los roqueros solitarios desplazó al silencio , condenándolo hasta el ocaso .
Cuando había caminado alrededor de quinientos metros , me detuve . ¿ Hacia dónde debía dirigir los pasos ? La espesura no parecía tener fin...
Entonces lo vi . Mejor dicho , lo oí.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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