viernes, 9 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 26 de setiembre , miércoles ( 18 )

En cuanto a la gente acampada frente a las << Columnas >> , los hechos confirmaron las primeras noticias : la mayoría buscaba al vidente para resolver sus problemas . Lo vi con mis propios ojos y lo seguiría viendo . La fama de sanador y brujo del Anunciador terminó por precederle . Y todos los días , decenas de enfermos y lisiados eran trasladados al lugar donde predicaba y en el que intentaba materializar la muy particular ceremonia de la inmersión . Vibraban con sus palabras y con el torrente y la fuerza de su personalidad y deseaban - especialmente los más pobres y necesitados - que se hiciera realidad el nuevo reino y la justicia prometidos . Ésos , sin embargo , como decía , no eran los objetivos fundamentales de los que llegaban y abandonaban el vado día a día . No sé como nació el rumor del poder curativo y sobrenatural del gigante de la cabellera hasta las rodillas , aunque no era muy difícil de imaginar ...
Y los mal llamados << escritores sagrados >>  olvidaron también este notable aspecto en la vida de predicación de Juan el Bautista ( no sé por qué razón , siempre me refiero a él como << Yehohanan , el Anunciador >>. Quizá es más exacto ). Todos hablan de su verbo , de su sentido de la justicia y de su audacia . Pero hubo más , mucho más ...
Esa tarde , cuando los calores del valle declinaron , nuestro vecino , el de la sucia y enredada pelambrera , se presentó de nuevo en la caballa . Traía un majado de ajos crudos y una especie de compota de manzana . Se interesó por la salud de mi compañero y , como era habitual , ceremonioso , solicitó permiso para examinar al enfermo . Le impuso las manos sobre el rostro y , por último , buscó la rodilla derecha del ingeniero . La maniobra fue nueva para mí . En silencio , en actitud recogida , colocó los dedos índice y pulgar izquierdos a cada lado de la rótula y con el dedo corazón buscó un punto sobre la región exterior de la tibia . Presionó varios segundos y soltó la pierna . Después repitió el gesto tres veces .
-  ¿ Lo has visto ? - preguntó de improviso -. ¿ Ha satisfecho tu curiosidad ?
Supuse que se refería a Yehohanan . Negué con la cabeza y el hombrecito , no sabiendo a cuál de sus dos preguntas estaba contestando , insistio :
- Era él . Tú lo buscabas ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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