sábado, 10 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 27 de setiembre al 10 de octubre ( 1 )

Eliseo mejoró . La fiebre fue desapareciendo y también los restantes síntomas . Pronto se incorporó y , con mi ayuda y la del fiel Kesil , empezó con algunos cortos paseos y recuperó el habitual temple . Su organismo , lentamente , fue admitiendo sólidos ( cereales blandos y hervidos y huevos pasados por agua ) Y líquidos calientes . Durante unos días , por precaución , mantuve una dosis de difemoxilato ( entre dos o tres tabletas al día ) , reforzando el primer tratamiento antibiótico.
Los remedios naturales de Abner - especialmente a base de belladona , polvo de bismuto y caolín procedente de las colinas del este del Jordán - también contribuyeron al restablecimiento del ingeniero . Yo , sin embargo , no quedé tranquilo . Tenía que proceder a lo ya planificado . Era importante someterlo a una detallada analítica y aclarar la situación de forma definitiva . Para eso debíamos retornar a la nave ...
Y me concedí tiempo . El viaje hasta lo alto del Ravid exigía un mínimo de recuperación . Esperaría . El Destino nos había llevado hasta el << vado de las Columnas >> . El Destino nos sacaría ...
En el campamento , a orillas del Yaboq , y en el interior del guilgal , el círculo de piedras que rodeaba la sófora , poco cambió , excepción hecha del lógico trasiego de curiosos , enfermos , y lisiados que iban y venían a diario .
El Anunciador estuvo varios días sin dar señales de vida . Los acampados , como es natural , se hacían preguntas . Interrogaban a los discípulos . Protestaban por la ausencia . Discutían . Defendían o atacaban a Yehohanan , considerándolo un videte , un loco o un estafador . Nada nuevo ...
Los vendedores siguieron frotándose las manos . En el tiempo que llevábamos en el vado , sumé más de quinientas personas . Todo un negocio ...
A diario , poco antes del alba , el responsable del cuerno de carnero trepaba a lo alto de la sófora y vigilaba la orilla de las acacias . Eran las órdenes de Abner . Y allí permanecía durante casi dos horas . Cuando el sol empezaba a caldear , el hombre descendía a tierra y el grupo renunciaba a la vigilancia . Si Yehohanan no aparecía antes de la tercia ( las nueve de la mañana ) , Abner tomaba la iniciativa y , previo toque del sofar , se encaminaba a la primera de las pilastras existentes en el río . Allí , como tuve oportunidad de contemplar , dirigía la palabra a los asistentes . Al menos , lo intentaba ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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