viernes, 23 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 27 de setiembre al 10 de octubre ( 54 )

No había duda . Yehohanan hablaba a los herrerillos ...
¡ Pretendía que lo alimentases ! ¡ Les enseñaba la << señal >> que lucía en la palma !
La patética escena me recordó algo pero , en esos críticos instantes , confuso y entristecido , no afiné .
Las peticiones de << pan por la mañana >> se sucedieron durante mucho tiempo . Calculé dos o tres horas .
Finalmente , agotado , Yehohanan se quedó dormido en lo alto de la acacia .
Fue suficiente . Al regresar junto a Eliseo y Kesil , mi corazón se hallaba encogido . El Anunciador , en efecto , padecía un grave trastorno . Tenía que explorar más a fondo al extraño personaje . Pero ¿ cómo ?
El Destino lo tenía minuciosamente previsto ...
Sólo mi compañero tuvo conocimiento de lo que presencié al otro lado del vado . No dijo nada . Lo había advertido . La historia , sin embargo , volvió a mentir . Yehohanan no fue un santo , como aseguran las religiones . Fue un desiquilibrado .
Pero debo contenerme . Todo a su momento ...
El día siguiente fue igualmente duro . Como le sucedía al Maestro , tampoco a mí me gustan las despedidas . En el adiós se muere un poco . Y eso fue lo que hicimos : nos despedimos de todos .
Los discípulos lo lamentaron y me animaron a trasladar el mensaje de su ídolo a Jesús de Nazaret . Yehohanan no se presentó . Yo aproveché las circunstancias para hacer un pequeño regalo al siempre bondadoso Abner ,  el << hombre - suerte >> . Le debía mucho .
Una de las ampollitas de barro de la << farmacia >> de campaña fue a parar a sus manos . Era tintura de árnica , muy apropiada para aliviar la enfermedad dental que lo consumía . Bastarían un par de enjuagues para aligerar la piorrea . No terminaría con la inflamación y el sangrado de las encías , pero , al menos , reduciría los dolores durante un tiempo .
También a Belsa y Nakebos , todavía postrados y debilitados , les proporcioné sendas dosis de antibióticos .La infección intestinal parecía remitir . La medicación no alteraría el curso de los acontecimientos . Era lo menos que podía hacer .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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