lunes, 26 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 18 de octubre , jueves ( 7 )

La habitación 40 era practicamente igual . La litera de dos plazas , arruinada por la polilla . se hallaba en un dudoso estado.
En cuanto a la tercera , la 41, ligeramente más amplia , aparecia totalmente vacía . Si pretendíamos amueblarla , tendríamos que comprar o alquilar los enseres , pasando , claro está , por las garras del judío o de sus compinches . No teníamos alternativa . Así era el negocio de las insulae . Allí , como digo , todo se hallaba sujeto a la ley del denario . Si se precisaba agua , los aquariti o aguadores estaban a nuestrasórdenes . Cada viaje ( dos cantaras ) suponía un as .( En aquel tiempo , un denario de plata ( patrón monetario ) equivalía a 24 ases o 128 leptas ( seis sestercios )  . Nota del Mayor .
Si el << contrato >> era por una jornada completa ( tres viajes ) , el precio se mantenía en dos ases . Lo mismo sucedía con el lavado de la ropa o el abastecimiento de comida . Si uno disponía del dinero necesario , no tenía problema . Cada gremio se disputaba a los clientes . En el cardo , la calle principal , unos y otros iban y venían , pregonando a voz en grito sus servicios y excelencias . Había , incluso , << expertos >> en el transporte de excrementos . Por otro as subían a las viviendas , descargaban los recipientes destinados a dichas necesidades mayores y , provistos de un aro de madera o metal , transportaban las heces en grandes cubos . El aro en cuestión ayudaba a mantener alejados de las piernas los referidos y malolientes cubos . Para los pobres , estos lujos eran impensables . Cada familia se organizaba para disponer del agua necesaría , transportándolas desde los pozos o fuentes más próximos . Las insulae tampoco disponían de retretes y , mucho menos , de agua corriente . Las necesidades fisiológicas se resolvían bien acudiendo al campo o a los << excusados de mano >> , como los llamaban en Nahum ( cubos que podían ser transportados hasta el << barranco >> o basurero del pueblo ).Las aguas menores eran arrojadas por las ventanas , con el consiguiente riesgo para los transeúntes . Había una tercera alternativa , a la que me referiré en su momento : las letrinas públicas , insólitas << tertulias >> en las que se reunía hasta una treintena de individuos ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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