miércoles, 28 de diciembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 18 de octubre , jueves ( 16 )

Aquel sábado , 13 , el Hijo del Hombre planteó al jefe de los Zebedeo la necesidad de trabajar y << mantenerse ocupado mientras llegaba su hora >>. El Zebedeo no lo dudó . Jesús había formado parte del astillero familiar . Conocían su excelente forma de trabajar . Y lo contrató , naturalmente .
El 14 , domingo , primer día de la semana para los judíos , el Maestro se reincorporó al varadero que yo conocí << en el futuro >> ( año 30 ) , ubicado a orillas del lago , en la esquina oriental del muelle de Nahum . Llevaba , pues , cinco días en aquel trabajo .
La información me dejó pensativo . Si el Maestro había empezado a trabajar en Nahum , eso significaba que , durante un tiempo , no emprendería su labor como predicador . Pero ¿ cuánto ? Nadie lo sabía . Nuestra única pista , como ya referí , era el Zebedeo padre . Él habló de enero del año 26 como el mes en el que Jesús sería bautizado por Yehohanan . Y me incliné a creer en esta posibilidad . El viejo Zebedeo estaba bien informado . Esto representaba una estancia de dos meses , largos , en Nahum . De cumplirse los pronósticos , la idea de alquilar habitaciones en la insula habría sido un acierto . Y surgió un segundo asunto , no menos problemático . Si el Galileo dedicaba la casi totalidad de la jornada al varadero , ¿ cómo hacíamos para seguirlo ? Mi intención era una y nuy clara : convertirnos en su sombra . A partir de esos momentos , deberíamos estar al lado , o lo más cerca posible , de aquel nuevo Jesús .
¡ El Hijo del Hombre en un astillero de barcos ! Algo insólito , nunca mencionado .
Tuve una idea , pero , cuando trataba de exponerla , fui interrumpido .
Faltaba una hora , más o menos , para la caída del sol . Nunca olvidaré aquel atardecer...
De pronto vimos entrar a la SEñora y a los suyos . Saniago , el Hermano de Jesús , cargaba al pequeño Amós .
La charla quedó ensuspenso . Todos se alegraron al vernos .
Eliseo , nervioso , se puso en pie , olvidando las normas . Nadie se alzaba para recibir a alguien .
Vi cómo el ingeniero pasaba las flores de una mano a otra . Evidentemente , algo lo intranquilizaba . Después , al comprobar que seguiamos sentados , se excuso entre dientes .
Intentó sentarse de nuevo , pero los lirios , en uno de los movimientos , resbalaron de los dedos del cada vez más aturdido compañero y rodaron por el enlosado del patio
Me apresuré a euxiliarlo .
Avancé hacia las anémonas e inicié la recogida . Eliseo , descompuesto , no se movió.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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