lunes, 21 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - tomo 2 - 11 de abril , martes , al 14 , viernes ( 2 )

. No lo logré : << Quizá  me estoy volviendo excesivamente  receloso >> , me tranquilicé  . Días depues  comprobaríamos  con espanto que la supuesta persecución había sido real , forzándonos  incluso a adelantar el despegue de le << cuna >> , rumbo a la alta Galilea  ...
<< A demás - continué con mis razonamientos  mientras me deslizaba  sigiloso hacia el fondo  del peñascal -, ¿ qué interes  podría tener para Poncio o para Caifas y su gente  el seguir a un "" inocente e infeliz " comenciante griego ? >>
El incidente desapareció pronto de mi memoria . Deposité los lienzos  en el lugar donde los había encontrado  , procurando emvolverlos  en forma de ato , tal y como habían sido dispuestos  por el sirviente  del sumo sacerdote  . Todo debía guardar una apariencia de normalidad . Como si nadie los hubiera tocado desde aquella mañana  del domingo . Así lo exigía nuestro código .
Antes de retirarme  , mientras contemplaba  la mortaja  , no pude evitar  unos tentadores pensamientos  que , supongo , no habría gustado a Curtiss  . Era una lástima  que aquel << tesoro >> - cargado de la evidencia física  y constatable  de un << más allá >> - pudiera perderse o destruirse  . Levanté los ojos  hacia el límpido cielo azul , distinguiendo con inquietud  el planeo circular de algunas aves carroñeras  . Quizá córvidos  . Entraba dentro de lo verosimil  que llegaran a descubrir  el manojo de tela , siendo atraidos  por el claro olor sulfh´drico , otro de los signos  de la descomposición cadavérica  del cuerpo del Señor . En ese lamentable supuesto , la valiosa reliquia  podría resultar seriamente dañada .
<< ¿ Y si hacía caso omiso de las normas de Caballo de Troya ?  ¿ Qué podía suceder si , en lugar de olvidarlos , los entrega a los íntimos del rabí ? >>
Me situé en cuclillas frente a la mortaja y , por espacio de varios minutos , mientras acariciaba la tela , luché conmigo mismo . En el fondo , era tan sencillo ... Bastaba con pasar por la casa de Marcos o de José de Arimatea y ponerlos en manos de cualquiera de los dos  . >> es más - seguí pensando , dominado por un creciente entusiasmo -, éste sería un excelente regalo a presentar a la familia del resucitado ...>>
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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