lunes, 14 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 181 )

Ellos no podían saberlo entonces , pero ésa sería  la segunda aparición de Jesús  a los embajadores  . Una aparición  que , por supuesto , no pensaba  perderme y de la que , gozosamente  , íbamos a extraer algunas e insospechadas  conclusiones  . Por cierto , y aunque  carezca de importacia  , no logro entender por qué tres de los cuatro evangelistas no hicieron mención en sus escritos  de esta novena y última aparición del Maestro en aquella histórica jornada del llamado << domingo de resurrección >> . Sólo Juan habla  de ella y mezclando palabras y gestos  del Hijo del Hombre  , que corresponden a la referida  segunda presencia en el cenáculo , con Tomás  incluido . Pero no quiero precipitarme  . Hablaré de esa aparición  - ocurrida el domingo siguiente  , 16 de abril - en el momento preciso y no será difícil advertir cómo fue igualmente  << manipulada >> , incorporando frases que el Cristo jamás pronunció y que , en el tema de la confesión de los pecados  , terminarían por cristalizar en otra << fórmula >> tan magica como falsa ....
La casa de Elías Marcos , aunque sobria , encerraba influencias helénicas y romanas  , con detalles de un refinamiento que me sorprendieron.
Avanzada la madrugada  decidimos retirarnos  . Yo , la verdad , estaba agotado . Simón Pedro  , que parecía transformado , se despidió de Elías  y de mi con sendos besos de paz . El hombre no había olvidado mis palabras de consuelo y mi precaria  revisión como << médico >>
Al principio , obsesionado con la idea de no ocasionar molestias , insinué a mi anfritión que podía descansar junto al rescoldo del hogar . Mi manto había servido ya en menesteres similares  .Elías se enfadó  . Y tirando de mí , refunfuñando ante las << locas ideas de aquel pagano >> , me obligó a  entrar por la puerta  por la que había visto aparecer y desaparecer a María en mi primera visita a la mansión.
Me encontré frente a un largo corredor  , estrecho y alto , alumbrado en sus extremos  por otros tantos candiles  , colgados de los muros de ladrillo . Elías descolgó el situado junto a la entrada  , invitándome  a seguirle . A aquellas horas - debían de ser las tres de la madrugada  , poco más o menos  -, la residencia dormía apaciblemente  .
Autor : J.J.,benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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