lunes, 14 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 178 )

<< Fue imposible  .. ¿ Cómo iba a pulsar los traductores de helio en semejante  circustancias ? ..  ¡ Todo fue tan inesperado y fulminante  ! ... Ni siquiera sé dónde estaba el cayado ... Además , el miedo me paralizó... >>
Para qué seguir  . Estaba claro que había fracasado . Y tomé buena nota ... para la siguiente ocasión . Pero ¿ habría una segunda oportunidad ?
Medio incorporado sobre el diván , reperé entonces en otro << detalle >> que casi había olvidado . Sí , allí seguía  . Me levanté despacio y , tomando una de las lucernas  de arcilla , caminé hasta la curvatura de la mesa . En el suelo  , olvidadas  , continuaban un par de copas  de metal y una de las espadas . La memoria  no podía  engañarme . Aquellos objetos  , después de entrechocar entre ellos , habían caído de la << U >> . Pero ¿ Como ? ¿ Los había golpeado alguien ? Levanté la vista , aproximando la luz a la penumbra que envolvía aquella zona de la cámara . Y traté de recordar . Yo me hallaba en el extremo izquierdo de la << U >> ( conpemplada siempre desde la puerta ) . El << ser >> se formó frente a la citada curvatura y a cosa de metro y medio  o dos metros  de dicho sector de la mesa : ¡ Curioso ! Los únicos objetos que se habían desplazado y caído sobre la mesa  del piso eran los que se hallaban depositados en ese segmento de la << U >> . Otras dos copas - tembién metálicas - aparecían volcadas , en el filo mismo de la mesa . procuré no tocar nada  . Y auxiliado por la lámpara de aceite fui recorriendo la totalidad de la << U >> .  Las espadas y vasos del centro y de los extremos estaban en pie , tal y como las habíamos dejado antes de << aquello >>.
Y una idea  - ¿ o fue un presentimiento ? - me devolvió las esperanzas . No todo parecía perdido ..
El Primitivo sistema de la moneda  dio resultado . Al poco , al margen de un latente dolor de cabeza  , me sentí en condiciones  de reanudar mi trabajo . Los discçípulos dormitaban , agotados por tantas y tan intensas emociones  . Las mujeres  y José  se habían retirado y , procurando no hacer demasiado ruido  , le pedí a uno de los gemelos  que desbloqueara la puerta . El aire y frescor  de la noche  me reanimaron definitivamente  . El fuego del patio continuaba lamiendo el vacío caldero y , junto a las llamas  , distinguí la fornida silueta  de Simón Pedro .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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