martes, 15 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo y ( 185 )

 Tras asearme un poco y purificar mi aliento con uno de los << dentífricos  >> de uso común  en la época  - una pimienta olorosa  que se masticaba  como los granos de anís  - examiné mi frente  . El hematoma  había remitido  considerablemente .
Y con un prudencial optimismo , después de una última mirada  a aquel << cuarto de baño de lujo >> , me dirigí al patio .
Las trompetas de los levitas habían anunciado  ya el nuevo día . Y como también era habitual  , la señora de la casa  y la servidumbre  hacia rato que trajinaban . Entre canturreos  , la molienda  del trigo fue dando a su fin . María Marcos suspendió el tueste del grano y pasó a examinar mi frente  . Le devolví  el denario y el lienzo y , frotandose las manos  con satisfacción , regresó sobre la plancha  abombada  en la que se cocían las apetitosas tortas de flor de harina .
Había tiempo de sobra , Así que , con sumo placer , acepté un hirviente cuenco de leche de cabra  y me acomodé  junto al fuego . La mañana  , como apuntaba Eliseo , se presentaba fría .
Revisé mi atuendo  y la bolsa con los << cuadrados astrológicos >> y , tras una larga reflexión sobre lo acontecido en la pasada jornada , me despedí de la familia  , elogiando y agradeciendo su hospitalidad . Como suponía , pasarían unos cuantos días hasta que pudiera reunirme  con ellos nuevamente . María me hizo prometer que no abandonaría Jerusalén sin antes pasar por su casa  y dedicar unas horas a hablarle de mi familia . ¿ Mi familia ? Los hombres como yo - siempre solos  , permanentemente descontentos y atormentados  - no conocemos más familia  que el suplicio de la soledad  . Pero ¿ cómo podía explicarselo ?
Elías me abrazó como a un hermano y con un << hasta pronto >> , me lancé  a las ya concurridas calles de la Ciudad Santa .
El cadin , en efecto  , fuerte , frío y seco , azotaba Jerusalén  . El aire  y el cielo eran un cristal . Me arropé en el manto y , tras comunicar con el módulo  que me dirigía  al cuatel general romano y que quizá  necesitase los servicios de Santa Claus  , emprendí la marcha hacia la puerta de los Peces .
El nuevo y luminoso lunes  , aunque algo más sosegado que el domingo  , resultaría igualmente rico en sorpresas y experiencias .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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