miércoles, 16 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 10 de abril , lunes ( 5 )

Mientras nos adentrábamos  en un oscuro pasadizo  , con la barbilla casi pegada  a los muslos , supuse que las palabras  de Civilis hacían referencia a alguna  de las extravagancias  de Herodes el Grande  , que fue quien remodeló Antonia  sobre el viejo castillo de los Asmoneos  . Aquel << invento >> de una puerta secreta  sólo podía ser  cosa  del << criado edomita >> . A mi espalda  , nada más penetrar en el túnel , creí escuchar una rápida sucesión  de << clics >> . Las tinieblas y lo angosto del lugar no me permitieron  descubrir  el origen del ritmico tableteo metálico , pero deduje  que se trataba del mecanismo  de cierre del muro . Quizá un viejo sistema de poleas  y pesas que , nada más  abrir la tampa  , reaccionan automáticamente  , procediendo al cierre de forma gradual  e inexorable  . Cuando habíamos recorrido una veintena de metros  , medio axfisiado por el escaso oxígeno , un golpe seco retumbó el el húmedo corredor . El muro acababa de volver a su posición original sepultándonos .
El hecho de que el centurión no se detuviera o hiciera comentario  me tranquilizó relativamente . Aquél no era el lugar más idóneo para terminar mis días ...
Pero mis temores  se disparon en seguida . Civilis se había parado y yo , torpemente , fui a chocar con él . No dijo nada . Abrió una portezuela  de endeble y roída madera y la luz  me hirió los ojos .
Cuando logré  enderezarme  estaba detras de unas gruesos  cortinajes de color púrpura . El oficial me cedió el paso y aparecímos en una especie de sueño . Jamás pude imaginar  un lujo semejante  . El pasadizo secreto nos había situado en una estancia cuadrada - una especie de tetrastilum -, a cielo abierto y con unas doscientas columnas semiempotradas en unos muros  de las más variadas y refulgentes tonalidades  . El << techo >> lo formaban anchas lonas  púrpuras  de unos veinte metros de longitud  , tendidas del remate  de una columna a la opuesta  . Con el sol en lo alto tamizarían  los rayos  , proyectando un resplandor  rojizo sobre el enlosado de mármol  . En el centro de levantaba  un pequeño surtidor  - ahora seco - en forma de gran concha  y con seis tazas de mármol que sevían para recoger el agua .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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