miércoles, 30 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 16 de abril , domingo ( 2 )

Mis proyectos se fueron a pique cuando , nada más traspasar la puerta  de la residencia de los Marcos  , vi a Tomás en el patio , calentándose al fuego y dando buena cuenta de su desayuno . María , el resto de la familia  , los discípulos  y , sobre todo , el benjamín de la casa me recibieron con la mejor de las sonrisas . La madre del niño , nada más verme  , dejó en el suelo la artesa de madera que transportaba sobre su cabeza  y que contenía  la masa fermentada  para el pan , y pasó a examinar mi frente . La es que ni yo mismo recordaba  el golpe ... Tuve que prometerle  que no me marcharía  , al menos hasta que no regresase su esposo . Y , con gusto , acepté  un cuenco de madera con una leche de cabra  , hirviente y de sólida nata . Al sentarme frente a Tomás procuré observarle con disimulo . Los agitados y frenéticos acontecimientos  de aquella larga semana  - contando mi primera exploración  - no me habian permitido , como hubiera sido mi deseo , estudiar a fondo a cada uno de los doce . ¿ Qué sabía de sus vidas , de sus familias , de sus deseos e inquietudes ? Prácticamente  nada . Sólo conociendo a los seres humanos  se les puede comprender y amar . Y Tomás , como el resto , eran un misterio . Con su reducida pero atlética talla , y por lo poco que fui espigando en su carácter , quizá encajase en el temperamento << enequético >> que describen Kretschmer , Mauz  y Minkowska . Es decir , un hombre poco nervioso  , que reaccionaba con parvedad ante los estímulos  de hablar lento y cadencioso - yo diría que era todo un << filósofo >> -, con tendencia a la perseverancia muy poco común , gran trabajador  , lógico - analítico y de una pulcritud sobresaliente  . Sirva como ejemplo  de esto último el sintomático hecho de que , a diferencia de sus hermanos , sus uñas  se hallaban siempre limpias  y sus cabellos  perfectamente peinados y recogidos en una << cola de caballo >>.
Me miró en varias ocasiones , pero no dijo nada . Se limitó a bajar su renegrida , casi egipcia , tez , extendiendo las palmas  de las manos hacia el gratificante hogar . Tomás no había podido superar su timidez , agravada por el estrabismo que padecía en su ojo izquierdo .
No intenté siquiera interrogarle . No me pareció el momento oportuno . Parecía sumido en difíciles reflexiones . Y con acierto por mi parte , me dirigí al piso superior .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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