domingo, 13 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2- 9 de abril , domingo ( 175 )

Traté de incorporarme  . Pero un dolor  afilado , entre ceja y ceja  , me hizo renunciar  . Apreté los puños  y , cerrando los ojos  , luché por calmarme y recordar .
- ¿ Qué ha sucedido ?
- Un mal golpe - replicó una voz .
De pronto , al comprender que había perdido mi cayado , me desembaracé  de mis amigos , alzándome . Lancé una ojeada  a mi alrededor  . Seguía en el canáculo . Las candelas de aceite brillaban de nuevo y los discípulos , silenciosos , me observaban desde sus asientos . Entre tumbos , con las manos sobre el escandaloso hematoma  que prosperaba en mi frente , fui aproximándome  a la poltrona que había ocupado durante la << aparición >> . La << vara >> estaba  en el suelo , semioculta  por la mesa . Pero me detuve . Mi instinto , aunque bastante deteriorado , funcionó . No podía levantar sospechas . Después de aquel percance  , si mi primer impulso quedaba  materializado en la localización y recogida  de una vulgar vara de peregrino , mis atentos y sagaces observadores  quizá se hiciesen alguna que otra pregunta . debía obrar con naturalidad . Y aparentando una loca ansiedad , fui revisando las copas que continuaban sobre la << U >>.
- ¡ No , Jasón ! ... Ahora no te conviene beber.
Era María . Y con gran dulzura  , ayudada por el muchacho , me condujo a uno de los bancos vacíos . Tomó una moneda  , un denario de plata  , la sumerjió en una cántara de miel y seguidamente la depositó sobre un lienzo previamente  empapado en una  mixtura  de vino , aceite  y áloe púrpura . Uno de los sirvientes  aplastó el denario contra el hematoma mientras la señora lo sujetaba  con el citado lienzo , anudando  la venda sobre la zona  occipital de mi cabeza . Sentí  cierto alivio . Y tomando sus manos  las besé  . Aquella era una costumbre desconocida  para los hebreos  y María  , desconcertada  , se ruborizó hasta las pestañas .
Por indicación suya me dejé caer sobre el diván , reposando durante unos minutos . Cerré los ojos  y , al momento , aquella figura de luz  y aquella voz volvieron a la soledad y a la oscuridad de mi corazón . Traté de racionalizar el fenómeno . << Seguramente  - pensé - todo ha sido debido al extremo índice de tensión que veniamos  soportando ... >>.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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