El mensajero guardó silencio .
- ¿ Y qué más - insistieron varios de los presentes .
- Nada más - aclaró Juan marcos -. Se despidió y desapareció de su vista .
Los discípulos intercambiaron algunas miradas , interrogándose en silencio . Nadie se atrevió a pronunciarse en primer lugar . Pero , mientras volvían a acomodarse , la electrizada atmósfera alcanzó su techo y fue suficiente un espontáneo y despreciativo comentario para que surgiera la polémica .
- ¡ Griegos !
No sé muy bien quién pronunció aquella palabra . Tampoco me sentí aludido . No había razón . El caso es que , en un segunado , como un tornado , Simón Pedro , con las manos a la espalda y sin dejar de pasear arriba y abajo , se erigió de nuevo en cabecilla de los recalcitrantes .
- ¿ Por qué a los paganos ... ?
Juan Zebedeo , paladin de los que creían en la resurrección del maestro , reprochó a Pedro el poco caritativo comentario . Y al instante , como digo , de enzarzaron en el viejo círculo vicioso de << resurrecció sí , resurrección no y por qué primero a estúpidas mijeres e impuros infieles >>. Mal estaba que se hubiera presentado a las hebreas antes que a los << elegidos del reino >> , pero << aquello de los griegos >> - argumentaban los incrédulos - colmaba toda medida ...
Los gritos , acusaciones mutuas y desafueros fueron en aumento . convirtiendo el lugar en una jaula de despropositos donde sólo se respiraba malestar .
Cansado y deprimido rescaté a Juan marcos de aquella locura y descendí al patio . El aire fresco de la noche me reconfortó . María y los sirvientes continuaban felices , entregados a la faena de preparación de la cena . Tomé al pequeño de la mano y paseamos sosegadamente junto a las enredaderas y los perfumados jazmines que adornaban el alto muro derecho . Así supe que aquel Flavio era un pagano , vecino de Jerusalén y viejo conocido de Jesús .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
- ¿ Y qué más - insistieron varios de los presentes .
- Nada más - aclaró Juan marcos -. Se despidió y desapareció de su vista .
Los discípulos intercambiaron algunas miradas , interrogándose en silencio . Nadie se atrevió a pronunciarse en primer lugar . Pero , mientras volvían a acomodarse , la electrizada atmósfera alcanzó su techo y fue suficiente un espontáneo y despreciativo comentario para que surgiera la polémica .
- ¡ Griegos !
No sé muy bien quién pronunció aquella palabra . Tampoco me sentí aludido . No había razón . El caso es que , en un segunado , como un tornado , Simón Pedro , con las manos a la espalda y sin dejar de pasear arriba y abajo , se erigió de nuevo en cabecilla de los recalcitrantes .
- ¿ Por qué a los paganos ... ?
Juan Zebedeo , paladin de los que creían en la resurrección del maestro , reprochó a Pedro el poco caritativo comentario . Y al instante , como digo , de enzarzaron en el viejo círculo vicioso de << resurrecció sí , resurrección no y por qué primero a estúpidas mijeres e impuros infieles >>. Mal estaba que se hubiera presentado a las hebreas antes que a los << elegidos del reino >> , pero << aquello de los griegos >> - argumentaban los incrédulos - colmaba toda medida ...
Los gritos , acusaciones mutuas y desafueros fueron en aumento . convirtiendo el lugar en una jaula de despropositos donde sólo se respiraba malestar .
Cansado y deprimido rescaté a Juan marcos de aquella locura y descendí al patio . El aire fresco de la noche me reconfortó . María y los sirvientes continuaban felices , entregados a la faena de preparación de la cena . Tomé al pequeño de la mano y paseamos sosegadamente junto a las enredaderas y los perfumados jazmines que adornaban el alto muro derecho . Así supe que aquel Flavio era un pagano , vecino de Jerusalén y viejo conocido de Jesús .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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