Supongo que no quise verlo . Pase por alto el prominente estado del vientre , centrándome en el pulso . Era vertiginoso . Pálida y desencajada , la Señora , a un costado de la muchacha , me siguió con la vista , dejándome hacer . En una precipitada valoración inicial descubrí que , a pesar de las magulladuras y pequeños ematomas - consecuencia de la caída y posible pateo del dromedario -, la vía aérea no se hallaba comprometida . La palpación tempoco reveló roturas aparentes , excepción hecha de lo que intuí como una fractura transversal en la falangina del segundo dedo del pie derecho . El traumatismo había provocado el desprendimiento de la uña de dicho dedo . Ojalá todo el problema se hubiera limitado a esta lesión ....
Una vez repuesta de la sorpresa , María , al percatarse de mi aparente indecisión, confusa i presionada por las circunstancias , alzó la voz , exigiéndome que actuara . No pude replicar . Un alarido desgarrador , seguido de otros dos cortos pero intensos gemidos de la joven , me paralizaron . Y la Señora , con sus bellos ojos cargados de incredulidad , se alzó , al tiempo que gritaba enfurecida :
- ¿ Es que estás ciego ?
Mi respuesta a su humana y justificada indignación fue un sudor frío , perlando mis sienes . No , no estaba ciego . Y permanecí de rodillas , mudo , a los pies de la mujer que , desde hacía algunos minutos , había empezado a parir un hijo ...
- ¡ Jasón !....
No recuerdo bien la dura amonestación de María . Mis ojos se hallaban fijos en la cabeza de aquel bebé , que había emprendido el lento pero inexorable proceso de liberación.
¡ Maldito código ! Caballo de Troya prohibía terminante y rotundamente nuestra participación en el nacimiento de un ser humano . Y quien esto escribe , sin poder evitarlo , se veía enfrentado al parto de una joven n´mada . Un alumbramiento acelerado - casi con seguridad - por el accidente del dromedario .
La Señora , nunca lo supe con certeza , debió interpretar mi silencio y paralización como el resultado de un terror insuperable . Y con una entereza admirable se hizo cargo de la situación , ordenando a las mujeres que la proveyeran de todo lo necesario : água caliente en abundancia , lienzos limpios , sal , una provisión de aceite , esencias , esponjas , natrón , etc.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Una vez repuesta de la sorpresa , María , al percatarse de mi aparente indecisión, confusa i presionada por las circunstancias , alzó la voz , exigiéndome que actuara . No pude replicar . Un alarido desgarrador , seguido de otros dos cortos pero intensos gemidos de la joven , me paralizaron . Y la Señora , con sus bellos ojos cargados de incredulidad , se alzó , al tiempo que gritaba enfurecida :
- ¿ Es que estás ciego ?
Mi respuesta a su humana y justificada indignación fue un sudor frío , perlando mis sienes . No , no estaba ciego . Y permanecí de rodillas , mudo , a los pies de la mujer que , desde hacía algunos minutos , había empezado a parir un hijo ...
- ¡ Jasón !....
No recuerdo bien la dura amonestación de María . Mis ojos se hallaban fijos en la cabeza de aquel bebé , que había emprendido el lento pero inexorable proceso de liberación.
¡ Maldito código ! Caballo de Troya prohibía terminante y rotundamente nuestra participación en el nacimiento de un ser humano . Y quien esto escribe , sin poder evitarlo , se veía enfrentado al parto de una joven n´mada . Un alumbramiento acelerado - casi con seguridad - por el accidente del dromedario .
La Señora , nunca lo supe con certeza , debió interpretar mi silencio y paralización como el resultado de un terror insuperable . Y con una entereza admirable se hizo cargo de la situación , ordenando a las mujeres que la proveyeran de todo lo necesario : água caliente en abundancia , lienzos limpios , sal , una provisión de aceite , esencias , esponjas , natrón , etc.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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