Alcé los ojos . El cielo , plomizo , navegaba con prisas hacia el este . Y de nuevo , muy a mi pesar , fui asaltado por aquel familiar sentimiento , mezcla de añoranza y sutil melancolía . ¿ Cómo explicar tan paradójica situación ? Éramos exploradores . Unos << obsevadores >> de << oro tiempo >> , con una fría y calculada misión : reunir las piezas de la historia humana de un hombre llamado Jesucristo . En su código , Caballo de Troya prohibía hasta la más nimia debilidad de sus << navegantes >> . Se nos exigía valor , astucia , una notable reserva de conocimientos de toda índole y , en especial , un corazón de hielo . ¡ Cuán vana resulta a veces la inteligencia ! ¿ O es que cabe encarcelar los sentimientos ? Allí estaba la prueba . Por más que luchase , por muy espesa que fuera mi capacidad de olvido , El magnetimos de aquel Hombre estaba derribando todos los códigos . Al igual que aquellos galileos , yo también le echaba de menos ... Y por un momento la imaginé avanzando por el wâdi , con sus largas e inconfundibles zancadas .
De pronto << algo >> vino a quebrar el cristal de tan apacible descanso . Fue tan inesperado como grotesco . Pero me ayudo a profundizar en el temperamento del prácticamente desconocido Bartolomé .
En uno de los relampagueantes vuelos sobre las cabezas de aquellos confiados caminantes , una de las especies rocosas - la collalba rubia - acertó a evacuar sus blancos excrementos sobre el adormilado Natanael . El fulminante impacto , en pleno hombro izquierda m arruinó el implecable manto de lana . En segundos , el grupo pasó de la estupefacción a una inocente y contagiosa risa . Juan fue el primero en estallar , arrastrando en su algazara a la Señora y a quien esto escribe . Bartolomé , congestionado por la ira , se despegó de la roca sobre la que se había recostado y , alzándose , recorrió con la vista las paredes del desfiladero , a la búsqueda de la atrevida collalba . Por un momento , el general e incontenible regocijo me hizo temerlo peor . Pero el discípulo , aparentemente ajeno a la hilaridad de sus compañeros , continuó blandiendo el puño izquierdo , descalificanto a toda criatura que pudiera volar , con una irreproducible sarta de juramentos y maldiciones .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¡ FELIZ NAVIDAD !
De pronto << algo >> vino a quebrar el cristal de tan apacible descanso . Fue tan inesperado como grotesco . Pero me ayudo a profundizar en el temperamento del prácticamente desconocido Bartolomé .
En uno de los relampagueantes vuelos sobre las cabezas de aquellos confiados caminantes , una de las especies rocosas - la collalba rubia - acertó a evacuar sus blancos excrementos sobre el adormilado Natanael . El fulminante impacto , en pleno hombro izquierda m arruinó el implecable manto de lana . En segundos , el grupo pasó de la estupefacción a una inocente y contagiosa risa . Juan fue el primero en estallar , arrastrando en su algazara a la Señora y a quien esto escribe . Bartolomé , congestionado por la ira , se despegó de la roca sobre la que se había recostado y , alzándose , recorrió con la vista las paredes del desfiladero , a la búsqueda de la atrevida collalba . Por un momento , el general e incontenible regocijo me hizo temerlo peor . Pero el discípulo , aparentemente ajeno a la hilaridad de sus compañeros , continuó blandiendo el puño izquierdo , descalificanto a toda criatura que pudiera volar , con una irreproducible sarta de juramentos y maldiciones .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¡ FELIZ NAVIDAD !
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto