viernes, 25 de diciembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 11 )

Alcé los ojos . El cielo , plomizo , navegaba  con prisas hacia el este . Y de nuevo , muy a mi pesar , fui asaltado por aquel familiar sentimiento , mezcla de añoranza y sutil melancolía  . ¿ Cómo explicar tan paradójica  situación ? Éramos exploradores . Unos << obsevadores >> de << oro tiempo >> , con una fría y calculada misión : reunir las piezas de la historia humana de un hombre llamado Jesucristo . En su código , Caballo de Troya  prohibía  hasta la más nimia debilidad de sus << navegantes >>  . Se nos exigía valor , astucia  , una notable  reserva de conocimientos de toda índole y , en especial , un corazón de hielo . ¡ Cuán vana  resulta a veces la inteligencia  ! ¿ O es que cabe  encarcelar  los sentimientos ? Allí estaba la prueba . Por más que luchase , por muy espesa que fuera mi capacidad de olvido , El magnetimos  de aquel Hombre  estaba derribando todos los códigos  . Al igual que aquellos galileos  , yo también le echaba de menos ... Y por un momento la imaginé avanzando por el wâdi , con sus largas e inconfundibles zancadas .
De pronto << algo >> vino a quebrar el cristal de tan apacible descanso . Fue tan inesperado como grotesco . Pero me ayudo a profundizar en el temperamento del prácticamente desconocido Bartolomé .
En uno de los relampagueantes vuelos sobre las cabezas de aquellos confiados caminantes , una de las especies rocosas - la collalba rubia - acertó a evacuar sus blancos excrementos sobre el adormilado Natanael . El fulminante  impacto , en pleno hombro izquierda  m arruinó el implecable manto de lana . En segundos , el grupo pasó de la estupefacción a una inocente y contagiosa risa . Juan  fue el primero en estallar , arrastrando en su algazara  a la Señora  y a quien esto escribe  . Bartolomé , congestionado por la ira  , se despegó de la roca  sobre la que se había recostado y , alzándose , recorrió con la vista las paredes del desfiladero , a la búsqueda de la atrevida collalba . Por un momento , el general e incontenible  regocijo me hizo temerlo peor . Pero el discípulo , aparentemente ajeno a la hilaridad de sus compañeros  , continuó blandiendo  el puño izquierdo , descalificanto a toda criatura que pudiera volar , con una irreproducible sarta de juramentos y maldiciones .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¡ FELIZ NAVIDAD !

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto