Arbel , en efecto , con sus escasos mil habitantes , había adquirido una notable popularidad , merced a su próspera industris de cordelería y a la fabricación de toda suerte de redes , incluyendo los necesarios complementos para las faenas de pesca de sus vecinos del yam: pesas de piedra y arcilla , boyas de madera y corteza de árbol y agujas de hueso , sicomoro y metal con las que remendar las artes . En este sentido , Nazaret me reservaba una curiosa e impensable sorpresa .
Durante buena parte de aquella , para mí , tercera etapa del viaje , Natanael no dejó de refunfuñar . La media hora aparentemente perdida en el Arbel , por un motivo tal fútil , le había exasperado . Hoy , los cristianos tienen una imagen muy distorsionada de los llamados apóstoles de Cristo . A decir verdad , esas - que elevan a estos hombres a absurdas cotas de santidad , comprensión y benevolencia - están cimentadas en tradiciones tal posteriores como falsas . La realidad cotidiana era otra . En aquel tiempo , con las excepciones de los hermanos Zebedeo , que conocían y estimaban a la familia de Jesús desde antaño , el resto de los doce valoraba y enjuiciaba a las mujeres con el mismo rasero que la generalidad de la sociedad judía . Creo haberlo explicado : la mujer era una criatura de segundo orden , mentirosa por naturaleza y sujeta siempre a la autoridad del varón . Y María , a pesar de su condición de madre terrenal del Maestro , no se veía libre de tan lamentable servidumbre . Tanbién es cierto que , dado su fortísimo temperamento , los << íntimos >> procuraban no contradecirla . Sin embargo , en el caso que nos ocupa , el talane inransigente de Bartolomé fue más fuerte , originando una agria y estéril disputa . La Señora , que raramente asumía una recriminación - en especial si la estimaba injusta o fuera de tono -, trató de razonar. Pero el << oso de Caná >> , con su habitual falta de tacto , continuó empecinado en sus argumentos , tachando a María de frívola y desconsiderada . Para el Zebedeo , como digo , estas discusiones carecían de importancia . Y ajeno a la pelea , con un más acusado sentido práctido que su compañero , aceleró la marcha , tirando del grupo y tratando de ganar el tiempo perdido . Por fortuna , a medio camino , vimos aproximarse entre los añojos olivos una cansina reata de asnos , cargada con unos abultados fardos que tropezaban a cada momento con el ramaje .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Durante buena parte de aquella , para mí , tercera etapa del viaje , Natanael no dejó de refunfuñar . La media hora aparentemente perdida en el Arbel , por un motivo tal fútil , le había exasperado . Hoy , los cristianos tienen una imagen muy distorsionada de los llamados apóstoles de Cristo . A decir verdad , esas - que elevan a estos hombres a absurdas cotas de santidad , comprensión y benevolencia - están cimentadas en tradiciones tal posteriores como falsas . La realidad cotidiana era otra . En aquel tiempo , con las excepciones de los hermanos Zebedeo , que conocían y estimaban a la familia de Jesús desde antaño , el resto de los doce valoraba y enjuiciaba a las mujeres con el mismo rasero que la generalidad de la sociedad judía . Creo haberlo explicado : la mujer era una criatura de segundo orden , mentirosa por naturaleza y sujeta siempre a la autoridad del varón . Y María , a pesar de su condición de madre terrenal del Maestro , no se veía libre de tan lamentable servidumbre . Tanbién es cierto que , dado su fortísimo temperamento , los << íntimos >> procuraban no contradecirla . Sin embargo , en el caso que nos ocupa , el talane inransigente de Bartolomé fue más fuerte , originando una agria y estéril disputa . La Señora , que raramente asumía una recriminación - en especial si la estimaba injusta o fuera de tono -, trató de razonar. Pero el << oso de Caná >> , con su habitual falta de tacto , continuó empecinado en sus argumentos , tachando a María de frívola y desconsiderada . Para el Zebedeo , como digo , estas discusiones carecían de importancia . Y ajeno a la pelea , con un más acusado sentido práctido que su compañero , aceleró la marcha , tirando del grupo y tratando de ganar el tiempo perdido . Por fortuna , a medio camino , vimos aproximarse entre los añojos olivos una cansina reata de asnos , cargada con unos abultados fardos que tropezaban a cada momento con el ramaje .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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