jueves, 31 de diciembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 41 )

La Señora , auxiliada por dos nómads de rostros igualmente cubiertos  , desnudó a la muchacha  , cumpliendo mis preceptos  . Y yo , sin saber muy bien qué hacer , ni por dónde empezar , aproveché la espera  para revisar la << framcia  de campaña >> que guardaba en el liviano petate de viaje  y cambiar algunas palabras con Murashu . El Zebedeo , testigo de la conversación , se mostró complaciodo al averiguar que los ancestros del jeque  eran precisamente judíos  . Aquellos orientales , al contrario de lo que sucede con los hombres del siglo XX , disfrutaban de una memoria  prodigiosa . Podían recitar , paso a paso , la totalidad de sus árboles genealógicos  . Así supimos  de que los primeros Murashu fueron deportadosa Mesopotamia después de la toma  de Jerusalén por Nabucodonosor  ( año 587 antes de Cristo ) . La familia prosperó , alcanzando  su máximo auge en los reinados de Artajerjes I  y Darío II .Y aunque el asentamiento clave fue siempre la ciudad de Nippur , algunas ramas familiares  terminaron por mezclarse con los autóctonos de la región , buscando nuevos horizontes  . Este Murashu , y sus nómadas , antepasados de los actuales beduinos , residían habitualmente al norte de la península arábiga  ( hoy reino de Arabia Saudita ) , en un territorio perdido en el desierto del Gran Nefrud , tras los montes de Agia y Selma  . Desde allí desplegaban sus actividades , comerciando hacia el este , norte y oeste , por las rutas de Susa , Jarán , Damasco , y Egipto . Pero el apacible coloquio se vería bruscamente interrumpido por un grito de la Señora .
No lo duidé . Abandonando el manto y la << varade Moisés >> en manos de Juan me introduje bajo la lona  de la carreta  , dispuesto a todo . Pero la escena  que se abrió ante mis ojos  daría al traste  con mi celo y buena fe  . Y la disciplina y ética de la Operación se instalaron en mi cerebro y voluntad , cortándome el paso . A partir de esos momentos  , una violenta lucha interior se adueñaría  de mi ser , destrozándome .
María , arremangada y de rodillas , con los lienzos empleados en la limpieza entre las manos  parecía una estatua  . Las otras dos mujeres  , en cuclillas y a la cabecera de la joven , seguían empapando los paños en una jofaina  de barro . La respiración de la enferma , apenas perceptible en mi primer encuentro , se había vuelto agitada .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto