Al efectuar los primeros estudios , el monte Arbel , con sus 181metros sobre el nivel del lago , se destacó como uno de los firmes candidatos para el referidom asentamiento del Módulo . En teoría , sobre los mapas , parecia ofrecernos unas muy buenas perspectivas : paredes escarpadas en la casi totalidad de su perímetrom ; apenas kilómetro y medio desde la cumbre a las orillas del yam ; una aceptable equidistancia con las ciudades de Tiberíades y Nahum y , en apariencia , una cima despoblada , pedregosa e inculta . Pero , conforme fui avanzando hacia el pie de la enorma mole , << algo >> que , obviamente , no figuraba en nuestra cartografía me hizo dudar . Aquella pared , orientada al norte , amén de una veintena de grutas , presentaba otras tantas y largas cuerdas , que caían desde la cumbre , muriendo justa y sospechosamente en la oscuridad de las mencionadas cuevas . Alguien , por supuesto , las utilizaba , o había hecho uso de ellas , para ingresar en dichas oquedades . Aquello no me gustó , Y dispuesto a no desaprovechar la oportunudad emparejé mi paso con el de Bartolomé , interrogándole acerca de la sorprendente cordería , mecida ahora por la brisa del oeste . El discípulo , como si hubiera mentado a alguno de los espíritus maléficosque , según ellos , acechan al caminante en las ruinas o a la sombra de ciertos árboles , torció el gesto , mascullando un << maldita sea tu madre >>. Y extrayendo de la bolsa , que colgaba del ceñidor , uno de los << tefilin >> ( un pequeño estuche de cuero negro , en forma de dado , de apenas tres centímetros de lado o << filacteria >> , que se anudaba en el brazo izquierdo o en la frente durante la oración , procedió a amarrarlo alrededor de su cabeza . Quedé en suspenso , ciertamente dolido por el desaire del galileo . Poco a poco iría acostumbrándome a esta manera de ser para con los paganos . En el fondo , mía era la culpa . El grado de suspertición de aquel pueblo era tal que uno se veía obligado a medir hasta el más liviano de los comentarios . Y Natanael , fiel a la tradición religiosa de su pueblo, entonó uno de los versículos encerrados en el << tefilin >> ( el quinto del salmo 91 ) : << No tendrás que temer los espantos nocturnos , ni las que vuelan de día >> Una tradidición , dicho sea de paso , que aún perdura entre los católicos , aunque lógicamente , con una intencionalidad diferente . Si mi agotada memoria no me traiciona , este mismo salmo se reza hoy en << completas >>
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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