lunes, 29 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 21 )

Las palomas fueron introducidas en un saco , juntamente con la totalidad del pienso wxistente en los comederos . Al parecer , el palomar del corral ya había sido revisado por Miriam y su marido , no encontrando nada  anormal . Y maría  , secándose las lágrimas , fue invitada  a abandonar la terraza . En compa´´ia  de Santiago fui el último en descender al patio . Al aproximarme al murete de piedra  de medio metro de altura  que cercaba  y protegía  el terrado reparé en dos cajas de madera de pino . Sin querer me entretuve unos segundos  . No había duda  . E inclinándome  las inspeccioné  con tanta curiosidad como emoción . El cabeza de familia , con un pie en la escalera  , observó la maniobra  y , en silencio , aguardó mi reacción . Estaba seguro . Aquellas cajas rectangulares  , de sesenta por cuarenta  centímetros , ennegrecidas por la humedad y cargadas de una arena sucia  y salpicada de excrementos  de paloma , tenía que ser las utilizadas por Jesús en sus juegos .La Señora , amorosa como siempre , las había conservado . Tomé un puñado de arena y se la mostré a Santiago . La luz que debió percibir en mi semblante  le hizo olvidar por un momento el disgusto del envenenamiento . Y sonriendo agradecido confirmó mi intuición. En aquel terrado , con aquellas cajas  , la fantasía y la imaginación del Jesús niño se habían desbordado durante largas y felices jornadas .
Dos minutos después , el risueño rostro de mi amigo , sepultado en la arena de los recuerdos  de la lejana infancia , adquirió la inevitable aridez  del momento . La familia , con la ausencia de Ruth , trató en vano de serenarse y analizar la situación co el escaso hielo que restaba en sus encendidos ánimos . Miriam , justamente acalorada , propuso convocar al consejo del pueblo y dar cuenta a los vecinos de la maldad del saduceo . Santiago rechazó la idea , argumentando con sobrada razón que << no era preciso demostrar algo que todos conocían de antiguo >> . Por otra parte , la noticia del envenenamiento - amén de haberse propagado ya por Nazaret - no era motivo suficiente para reunir a Ismael y al resto de los ancianos . ¿ A quién denunciaban ? ¿ Cómo demostrar que se trataba  de una acción premeditada ? No había pruebas ni testigos . Las raíces del acónito podían haber llegado a los comederos de mil formas.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez

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