domingo, 21 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 166 )

Todo aquello parecí formar parte del estilom del peligroso saduceo . Lo que terminaba de comprender  era el porqué del seguimiento . Pero no pregunté  . Muy pronto lo averiguaría y experimentaria  << en propia carne >>...
La proximidad de la posada nos tranquilizó relativamente . La noche , sin embargo , no había concluido . Y cuando cruzábamos  sobre el puente de piedra  , con las luces del albergue a la vista  , Santiago , haciendo presa en mi antebrazo izquierdo , me obligó a detener la marcha . Y señalando el camino que se abría ante nosotros  reclamó mi atención . En la oscuridad distinguí un par de sombras que  , a la carrera , se dirían a nuestro encuentro o , al menos , llevaban la clara intención de atravesar el puentecillo . Rápido de reflejos empuñó de nuevo la espada  , situándola  disimuladamente  a su espalda  . Los desdibujados personajes  - uno de ellos de baja y fuerte complexión - siguieron en su precipitado alejamiento del albergue  . No cabía duda  de que habían salido de los dominios de Heqet . Pero , ¿ a qué tanta prisa ?
Mi amigo , prudentemente , se hizo a un lado del sendero . Y de pronto fue a descubrir la lucerna  que protegía  bajo el amplio ropón , de forma que pudiera ser vista por los ya cercanos individuos . La aparición de le débil luz surtió el efecto imaginado por ambos . La pareja frenó a la carrera , sorprendida por la súbita presencia de los dos altos << aparecidos >>. Avanzaron un par de pasos  y , deteniéndose  de nuevo , cambiaron algunas palabras . Su actitud , desde luego , era sospechosa  . Ignoro si nos reconocieron  . Lo cierto es que ,siguiendo lo acordadoen aquel breve parlamento , se separaron a gran velocidad . El más alto se adentró en la plantación de los olivos  que rodeaba la posada  . El otro tomó la dirección opuesta , saltando hacia los huertos que se extendían a nuestra izquierda  . Santiago , presumiendo la torcida intencionalidad de los individuos  , dejó la lucerna en tierra , saliendo en persecución del primero . En el violento despegue de la pareja me pareció ver cómo soltaban o perdían algo . Y recogiendo el candil me apresuré a inspeccionar aquella parte del camino . En efecto , sobre el polvo había quedado abandonado un pequeño hato .  Al descubrirlo quedé estupefacto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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