lunes, 29 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 23 )

En aquellos momentos  debíamos rondar la << tercia >> ( las 09 horas ) . Y ordenando a su madre y hermana que fueran a reunirse con Esta  dio media vuelta  , dispuesto a iniciar la búsqueda  . Pero , con los dedos en el pasador del cerrojo , una voz  le retuvo desde la mesa de piedra  . La Señora  , despegando al fin de su melancolía  , cruzó la sala  como un meteoro , arrebatando el saco de arpillera  de manos de su yerno .
- Esto es cosa mía - exclamó sin mirar a nadie .
Jacobo se encongió de hombros . Y Santiago , conociendo la la tozudez  de la mujer , dio por buena la iniciativa 
- Después de todo - manifestó resignado - son sus palomas .
Miriam accedió a quedarse . Recogería  a sus hijos  y , a no tardar , emprenderia el camino de la casa de su cuñada .
Ya en la calle , el hijo advirtió a María  sobre dos cuestiones puntuales . Primera : nada de escándalos  ni provocaciones . Segunda : las aves serían enterradas en la colina , en el momento oportuno . Y en un tono que no admitía  << peros >> ni << sin embargos >> , le aconsejó que cumpliera sus ordenes . La señora no respiró . Y a cuestas con sus palomas y su tristeza emprendió la marcha  detrás de sus hijos  . Este explorador , por no perder la costumbre , cerró el insólito duelo .
A decir verdad , la búsqueda  del cadáver del Zebedeo se me antojó un empeño estéril . Pero , con los labios sellados  , ¿ qué podía hacer ? << Despues de todo - me consolé  - quizá la " excursión " resulte instructiva >> Sabia reflexión la mía ...
Los galileos , a buen paso , sabiendo sin dida hacia dónde se dirgían , tomaron dirección oeste . Pues bien , a pesar de las claras recomendaciones de Santiago , la Señora , haciendo oídos sordos a los llamamientos y al enfado de su hijo , no tuvo el menor reparo en detenerse media docena de veces  , mostrando el contenido del saco a cuantas vecinas - curiosas y parlanchinas - le salieron al encuentro , interrogándole  acerca de la matanza . Y todas ellas , con una bravura lindante en la inconsciencia , les gritó el nombre del << asesino >> : Ismael , el saduceo . El suplicio se prolongó hasta el límite del poblado . Y no por falta de ganas en la impetuosa Señora , sino de vecinos .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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