sábado, 13 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 136 )

Y Miriam , sonriente  , cargando un robusto lebrillo , fue descendiendo los peldaños  con especial lentitud , cuidando de no derramar el contenido . Y de nuevo este torpe explorador estuvo a punto de cometer otro error . Al reparar en el peso que transportaba  hice ademán de levantarme  para auxiliarla  . Medio en pie recordé  que no era lo acostumbrado . Y cuando me disponía a sentarme , Jacobo , atento a todo , me sugirió que le acompañase . Él también precisaba  del << lugar secreto >> ... La errónea interpretación no fue desestimada . A decir verdad , lo nacesitaba  desde hacía tiempo . Y el galileo , tomando una de las lucernas  , me indicó que le siguiese . Salimos al corral y , aproximándonos al palomar , mi gentil guía  procedió a abrir una portezuela  medio camuflada en el frontis  del << albergue >> , junto al ángulo izquierdo .  Y cediéndome la lámpara  me invitó a pasar . Quizá me he excedido en el término << pasar >>  . El cubículo , de metro y medio de altura  por apenas un metro de lado , no garantizaba mi verticalidad . Un característico olor me recordó la índole del lugar . Lo inspeccioné  a la débil luz del aceite  , descubriendo  su más rústica  configuración : un pozo << negro >>  , meticulosamente cubierto por una  plancha de madera  , con un orificio en el centro . Eso era todo . Aquel excusado nada tenía  que ver con el lujoso aseo que había visitado en la casa de Elías Marcos , en Jerusalén . Y encorvándome como Dios me dio a entender alivié mi << problema >> . Acto seguido , Jacobo , con bastante más naturalidad que un servidor  , efectuó su micción y , sonriente , volvió a abrirme paso hacia la casa . Y cuando estábamos a punto de salvar el estrecho corredor , un  atropellado alejarse de pasos  me hizo girar la cabeza hacia la cancela . Fue vertiginoso , Algunas de las palomas , asustadas ,ensayaron un corto vuelo , tableteando sobre el patio . Mi acompañante también se detuvo . Y echando mano del gladius  abrió la puerta de un golpe , asomándose impetuosamente  . La oscuridad era absoluta  . Y convencido de que podía tratarse de una falsa alarma  retornó al corral , invitándome  a regesar con la familia . Yo , al menos , había percibido aquel ruido de pasos con total nitidez . La tranquila postura de Jacobo no me sirvió de consuelo . Algo extraño sucedía en los alredores de la casa .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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