jueves, 4 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 103)

Y enfrascadoa en el enigma , los primeros golpes pasaron desapercibidos . Fue Ruth la que  reclamó silencio . En efecto , en la parte posterior  de lasa sonaron unos impactos , como si alguien aporreara una puerta con un bastón .
La Señora , a la pregunta de su hijo , se encogió de hombros  Y los << albadonazos >> se repitieron lejanos  pero claros , siguiendo una secuencia de tres golpes y silencio . Aquello parecía  una contraseña . Y Santiago , más tranquilo , pidió calma  . Y con paso cauteloso lo vi dirigirse al taller . Me fui tras él . Alivió la hoja del madero que la apuntalaba  y entró en la claridad . Hasta ese momento no había  tenido ocasión de pisar la tercera y última  dependencia  del hogar de Nazaret.
El galileo , extremando las precauciones , fue a detenerse en mitad del patio rectangular que cerraba la vivienda por el flanco norte . Y espada en mano esperó una nueva secuencia de golpes . Casi frente por frente  a la puerta que acabábamos  de dejar atras se abría una modesta cancela de tablas , que cerraba con un cordel semipodrido . Resultaba  un tanto absurdo - pensé - atrancar los accesos principal y del taller  cuando , de una patada  , hubiera sido viable  el ingreso por el patio . Como en la mayoría  de las casas rurales  aquella pieza constituía  una especie de desahogo : en una  superficie de siete por cinco metros  , a cielo abierto , se amontonaba  toda suerte de enseres  y cachivaches que , por conveniencia  , habían sido desterrados del hogar . Un muro de piedra  sin encalar , con la roca anclada por un mortero  anciano y erosionado  por la climatología  , cerraba la totalidad  del corral , elevándose  algo más de dos metros  . En la pared de mi derecha  se alineaban un telar vertical de 1,80 metros de altura  ( ahora en claro desuso ) , un mortero de negro basalto  y , formando cuerpo con la esquina  , un horno de ladrillo rojizo  de un metro de altura  y del tipo cupuliforme .  El mortero o << molino >> casero , seguramente  adquiridos  en la alta  y volcánica  Galilea , era sencillo en extremo . La verdad es que los había visto más << lujosos >> . La losa rectangular , de unos  sesenta  por cuarenta centímetros  , que hacía  de base , aparecía  desgastada por el ininterrumpido y dilatado uso . Sobre ella descansaba  la segunda y complementaria  pieza : un pesado cubo de treinta centímetros  de lado que servía  para moler el grano .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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