miércoles, 24 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 4 )

El << ala del pájaro >>, como llamaban popularmente a las fuentes  , se hallaba lógicamente  desierto . Haciendo justicia a esta plástica descripción ( en los pozos y manantiales  de uso público se congregaba a diario la población  intercambiando las novedades  y comadreos  ) , el lugar no tardaría  en llenarse de madrugadoras matronas y de campesinos  perezosos  que aprovecharían el paso por el estanque  para abrevar sus jumentos  y llenar las calabazas  y pellejos . Actué con celeridad . Me desnudé  y situándome  frente a la fría vena  de agua  disfruté de la improvisada  << ducha >> . El Baño - otra de las servidumbres difíciles de paliar en nuestras circunstancias  - fue una bendición . Y relajado y fresco como una rosa , tras secarme con el ropón  , me dispuse a atacar aquella segunda jornada  en Nazaret . El contacto con el líquido elemento debió aclarar también mis emborronadas ideas . Aguardaría  la claridad para ponerme en marcha  . Mi primera << visita >>  , por supuesto , sería al saduceo . Entendí que me sobraban motivos  para intercambiar algunas palabras con el peligroso sacerdote  y jefe del consejo . A ser posible  , aunque no tenía  claro cómo , intentaría recuperar los fármacos  . Por otra parte  , en honor a la objetividad y dada su condición de viejo profesor  de Jesús  , no estaba de más que le formulara  varias cuestiones al respecto . Y hambriento rebussqué  en al exhausto saco de viaje  . Los ladrones habían despreciado los frutos secos  , sabia y providencialmente  incluidos por mi hermano en el modesto << ajuar >> . La partida de higos prensados  , pasas y nueces - de alto poder calórico - redondeó mi ánimo . Y extrañamente  tranquilo asistí complacido a mi primer amanecer en la aldea del Maestro . Y al unísono , como si se tratase de un mismo fenómeno , el orto naranja del sol y el ronquido de la molienda  del grano fueron empujando oscuridades y silencios , devolviendo la luz y la vida al poblado . Puntual y matemáticamente  hicieron acto de presencia  las mujeres , cargando vasijas sobre las cabezas o abrazándolas contra las caderas . Y con ellas , los primeros felah, descargando el malhumor del madrugón con los pacientes asnos  . No tuve dificultades para obtener la información que precisaba . La casa de Ismael , pareja a la sinagoga  , se lentaba al norte de la aldea , en la orilla  izquierda  de la torrentera  que jugaba a río en la falda  sur del Nebi . No tenía pérdida .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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