miércoles, 24 de febrero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 1 )

Fui un inconsciente . Ahora , al recordar aquel amanecer , comprendo lo cerca que estuve del fin .
Próxima  la vigilia del canto del gallo , faltando unas dos horas para el alba , un breve y temeroso repiqueteo en la puerta me puso en pie . Necesité  unos segundos  para hacerme con la situación . Los sentidos no me habían engañado . Los tímidos golpes , como si alguien evitara llamar la atención  del resto de los huéspedes  , se repitieron de nuevo . Casi sin tocar el suelo me acerqué ala madera , tratando de averiguar quién se hallaba al otro lado . Y una voz de mujer reemplazó esta vez la apagada señal . Sólo capté dos palabras : << griego >> y << despierta >> . Y con idéntico sigilo me apoderé del callado , acariciando el clavo del láser de gas . Si era una trampa debería actuar con diligencia  . El instinto - supongo que con razón - dibujó el rostro y la daga  de Heqet en la penumbra  de la galería  . ¡ Estúpido de mi . Tenía que haberlo imaginado . ¿ O sí lo hice ? Para el caso era lo mismo . Las circunstancias eran aquellas y no otras . Y despacio , midiendo cada paso , fui a situar la << vara >> entre la puerta y mi cuerpo . Y con nerviosa lentitud entreabrí la hoja . El personaje que asomó por la rendija no supo nunca lo cerca que estuvo de recibir una descarga .
- ¡ Griego de los infiernos ! ... El vino ha cegado tus oídos .
No repliqué . Débora , la moabita , con los labios inchados y el rostro tatuado por los hematomas , me conminó a que saliera de la habitación . Desconfiado me limité a franquear la puerta  , inspeccionando el solitario corredor . La << burrita >> , a primera vista  , no parecía  acompañada . La galería  respiraba silencio . Sin embargo , dada la escasa iluminación , no era difícil que alguien se hallara agazapado detrás de las esteras  y edredones que colgaban de la barandilla . Y con evidentes prisas me susurró que tomara mis cosas y la siguiera . El tono - sincero - me animó a obedecer sus órdenes . Y ante mi sorpresa la vi recoger del suelo un abultado fardo y unas mantas . Y cargando con el lío fue a depositarlo en una de las esquinas de la habitación . La seguí intrigado , comprobando que el enorme saco no era otra cosa  que un tenso y bien repleto pellejo de vino . Lo cubrió con las mantas y , apagando la lámpara  que me había alumbrado durante el descanso , tiró de mí , cerrando la hoja con especial cuidado . Estaba claro . Por razones que empezaba  a intuir , la audaz prostituta había reemplazado al << dormido griego >> por un << dormido odre >>  . Un escalofrío terminó por despabilarme .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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