Absorto en tales pensamientos - de vital importancia a la hora de mover o no el Módulo -, necesité un par de minutos para reparar en << algo >> que , súbitamente , inundó la colina . ¿ Cómo lo definiría ? Fue un silencio sonoro . De buenas a primeras dejé de oír el trino de los pájaros . Levanté la vista hacia el circo rocoso . Aquéllos , efectivamente , habían desaparecido . Todo a mi alrededor - el zumbido de los insectos y el leve y multicolor aleteo de las flores - parecía muerto . O quizá debería decir << dormido >> . Y una extraña sensación de ahogo , acompañada de un sudor frío , me invadió de repente . Es difícil de explicar . Mis pasos , sin yo proponérmelo , me situaron al norte de la << cuna >> . Y el ahogo desapareció de golpe , transformándose en un cuasi ataque de histeria . Mis rodillas se agitaron y todo mi ser se convulsionó , cerrando mi garganta . Lo intenté , pero fui incapaz . No logré abrir la conexión auditiva . De nuevo , como ocurriera en la playa de Saidan , el miedo , los nervios y la sorpresa me fulminaron , convirtiéndome en otra persona . Y los escalofríos me barrieron . A tientas , olvidando las << crótalos >> , palpé las paredes de la nave , buscando la también invisible escalerilla de acceso . Aturdido , me golpeé con uno de los soportes y a punto estuve de caer en tierra . Cuando conseguí penetrar en el módulo me abalancé sobre los paneles de control . Eliseo , desconcertado , me vio manipular los registros IR . << Mi aspecto - me confesaría cuando todo aquello terminó - era terrible : sudoroso , con los ojos desencajados y los dedos cripados como garfios ... >>
Tal y como suponía , el cinturón de seguridad - incluso proyectado a cuatrocientos metros - arrojó una lectura negativa . ¡ Allí no había nadie ! Pero entonces ...
- ¿ Qué sucede ?
La pregunta de mi compañero quedó en el aire . ¡ No era posible ! ¡ Los sistemas de alerta y detección tendrían que haberse disparado !
<< Chequeé >> los circuitos por segunda vez . ¡ Nagativo ! Y lentamente me dejé caer sobre el asiento de pilotaje . Mis nervios fueron templándose y el nudo en la garganta se disiolvió .
- ¡ Maldita sea ! ¿ Se puede saber que demonios te ocurre ?
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Tal y como suponía , el cinturón de seguridad - incluso proyectado a cuatrocientos metros - arrojó una lectura negativa . ¡ Allí no había nadie ! Pero entonces ...
- ¿ Qué sucede ?
La pregunta de mi compañero quedó en el aire . ¡ No era posible ! ¡ Los sistemas de alerta y detección tendrían que haberse disparado !
<< Chequeé >> los circuitos por segunda vez . ¡ Nagativo ! Y lentamente me dejé caer sobre el asiento de pilotaje . Mis nervios fueron templándose y el nudo en la garganta se disiolvió .
- ¡ Maldita sea ! ¿ Se puede saber que demonios te ocurre ?
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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