Entramos en una de las estancias , débilmente iluminada por cuatro o cinco lucernas de aceite . Al principio sólo distigí unos bultos encorvados que se agitaban en la penumbra . José y el siervo se abrieron paso entre las sombras y fue entonces cuando advertí que se trataba de otro núcleo de hebreas lloriqueantes . Me asomé por encima de las mujeres y descubrí en el suelo , desmayada sobre las esteras , a mi bieja amiga : la de Magdala . Sentí un escalofrío . ¿ Que le había sucedido en esta ocasión ? Me arrodille al lado de José y , mientras el sirviente mojaba el liezo en el agua de la jarra , le tomé el pulso . No parecía grave . Al contacto con el frescor del pañuelo , la demacrada Magdalena se estremeció.
- ¿ Qué ha sucedido ? - pregunté al sanedrita sin poder hacerme una idea de los ocurrido.
A José le costó responder . Su faz presentaba una palidez tan acusada como la de la mujer . Y haciendo un esfuerzo , como si le faltaran las palabras , susurró , al tiempo que dibujaba un círculo en el aire , señalando al corro de mujeres :
- Éstas .... dicen que le han visto .
Había escuchado perfectamente . Pero , durante segundos , quedé mudo . Perplejo .
- ¿ Otra vez ? - acerté a balbucear .
El de Arimatea se puso en pie y yo le imité . Y ambos nos despegamos del grupo que , solícito , atendía a la Magdalena . María empezaba a recuperarse de su desfallecimiento . Y una vez distanciados , le rogué que se explicara con mayor precisión.
- No sé - dudó el anciano -. yo no estaba aquí .... Dicen que ha vuelto a presentarse .
- Pero ¿ quién ?
Mi interlocutor me miró con cierto reproche . En efecto , la pregunta había sido absolutamente estúpida .
- ¡ Ah ! , comprendo - rectifiqué , clavando mis ojos en los suyos .
Pero José esquivó la mirada y antes de que acertara a expresarle mi profundo escepticismo , se adelantó , diciendo :
- Sé lo que piensas . Pero , esta vez , hay algo más ... Algo que , seguramente , aún no conoces .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Qué ha sucedido ? - pregunté al sanedrita sin poder hacerme una idea de los ocurrido.
A José le costó responder . Su faz presentaba una palidez tan acusada como la de la mujer . Y haciendo un esfuerzo , como si le faltaran las palabras , susurró , al tiempo que dibujaba un círculo en el aire , señalando al corro de mujeres :
- Éstas .... dicen que le han visto .
Había escuchado perfectamente . Pero , durante segundos , quedé mudo . Perplejo .
- ¿ Otra vez ? - acerté a balbucear .
El de Arimatea se puso en pie y yo le imité . Y ambos nos despegamos del grupo que , solícito , atendía a la Magdalena . María empezaba a recuperarse de su desfallecimiento . Y una vez distanciados , le rogué que se explicara con mayor precisión.
- No sé - dudó el anciano -. yo no estaba aquí .... Dicen que ha vuelto a presentarse .
- Pero ¿ quién ?
Mi interlocutor me miró con cierto reproche . En efecto , la pregunta había sido absolutamente estúpida .
- ¡ Ah ! , comprendo - rectifiqué , clavando mis ojos en los suyos .
Pero José esquivó la mirada y antes de que acertara a expresarle mi profundo escepticismo , se adelantó , diciendo :
- Sé lo que piensas . Pero , esta vez , hay algo más ... Algo que , seguramente , aún no conoces .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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