Mis ojos , acostumbrados nuevamente a la difícil penumbra , recorrieron la sala , tratando de distinguir a los allí enclaustrados y de adivinar su situación anímica . Todo continuaba más o menos como yo lo había dejado . Quizá peor . Simón el Zelote , tumbado en su asiento y de cara a la pared . Parecía dormido . Simón Pedro , sentado junto a su hermano , con la cabeza descansando entre sus gruesas manos y cuchicheando sin cesar . El resto , reclinado en los bancos rojizos o dormitando sobre el entarimado . Dos de ellos - el segundo gemelo y Mateo Leví - roncaban beatífica y rítmicamente. Me pareció la actitud más inteligente . Santiago , el hermano de Juan , fue quizá quien más me preocupó en aquella primera ojeada . Había ido a sentarse al fondo del salón , recostándose contra el muro . En un inabordable silencio , mataba el tiempo en un menester que hoy podría estremecer a los cristianos pero que entonces , dads las circunstancias y su deplorable concepción de los sucesos que padecían , no tenía nada de extraño . Mecánica y pacientemente hacía pasar la hoja de su espada sobre una piedra negruzca que , probablemente , contenía corindón granoso y que facilitaba el afilado del arma . Ahora sé que aquel silvante sonido - el único que rompía el cargado hambiente junto a los ronquidos y los cuchicheos de Pedro y Andrés - era en verdad el mejor resumen de los pensamientos de los allí presentes . Sólo importaba la supervivencia.
Llevaba poco más de un cuarto de hora en la sala cuando , cansado quizá de soportar las lamentaciones de su hermano , Andrés - el que había sido jefe de los apóstoles - vino a sentarse ami lado . Y sostubimos una interesante e ilustrativa conversación. Sobre todo para mí .
El sufrimiento de aquel pescador , como el de la mayoriá de sus compañeros , era digno de piedad . El galileo , solicito y agradecido ante la oportunidadde poder descargar su angustia y sus temores , fue respondiendo a mis preguntas . Ciertamente habían discutido la idea de huir de la ciudad . Pero su miedo al Sanedrín , no me cansaré de insistir en ello , era total . Y por unanimidad dicidieron hacerlo durante la noche . ¡ Era increible ! Conocían, por supuesto , los insistentes rumores que rodaban por Jerusalén . Rumores contradictorios , es cierto , pero que , en su mayoría coincidian en el posible y milagroso fenómeno de la vuelta ala vida de su añorado Maestro.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Llevaba poco más de un cuarto de hora en la sala cuando , cansado quizá de soportar las lamentaciones de su hermano , Andrés - el que había sido jefe de los apóstoles - vino a sentarse ami lado . Y sostubimos una interesante e ilustrativa conversación. Sobre todo para mí .
El sufrimiento de aquel pescador , como el de la mayoriá de sus compañeros , era digno de piedad . El galileo , solicito y agradecido ante la oportunidadde poder descargar su angustia y sus temores , fue respondiendo a mis preguntas . Ciertamente habían discutido la idea de huir de la ciudad . Pero su miedo al Sanedrín , no me cansaré de insistir en ello , era total . Y por unanimidad dicidieron hacerlo durante la noche . ¡ Era increible ! Conocían, por supuesto , los insistentes rumores que rodaban por Jerusalén . Rumores contradictorios , es cierto , pero que , en su mayoría coincidian en el posible y milagroso fenómeno de la vuelta ala vida de su añorado Maestro.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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