lunes, 7 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domimgo ( 141 )

No había salido de mi asombro cuando oí e identifiqué  el rechinar  del madero que apuntalaba  el acceso al ser desplazado . La doble hoja  fue entreabieta  y , verificada  la identidad del sirviente  , el discipulo  - uno de los gemelos  - nos franqueó el paso . Mi gentil acompañante  se retiró por donde había venido y , al punto , como si de ello dependiera su vida , Judas Alfeo se abalanzó sobre la tranca , atrincherando la puerta . Le observé entre atónito y divertido  . Cualquier levita o policía del Templo habría podido abrirla  de un puntapié . Pero el terror de aquella gente era tal que parecían ciegos . ¿ Es que la absurda  , casi grotesca  , contraseña  les hubiera servido de algo  , en el supuesto de que la casa fuera abordada por sus enemigos ?
¡ Dios de los cielos  ! ¡ Qué abismal diferencia se respiraba  entre ambas plantas de la casa ! Abajo , los seguidores del Cristo , estaban practicamente  convencidos  de su resurrección . La esperanza y el júbilo eran un hecho físico palpable  . Allí , a tan escasos  metros , entre los << grandes >> del reino , sólo encontré desolación . ¡ Qué mal y cuán escuetamente  ha sido reflejada esta dranmática situación por los evangelistas !
La media docena de lucernas de aceite de oliva  que alumbraba la estancia  a duras penas había sido reducida a dos precarias  e insificientyes  llamitas . Una en la pared de la derecha  y la otra , sobre la mesa en forma de < U >> . En los primeros  momentos tuve problemas  de identificación  . La visión era probisima  . El apóstol que no había abieto y Juan Zebedeo me acogieron  de inmediato , asaeteándome  a preguntas . Parecían los únicos  con un minimo de vitalidad en aquel decepcionante  cuadro . Mientras me aproximaba a uno de los divanes vacios  , fui respondiendo con monosílabos  y sin la menor precisión  . Por lo que pude captar , el joven Juan Marcos  les había informado de la marcha de los acontecimientos  , aunque  ignoraban los sucesos  de Betania  y , por supuesto , , el recientisimo de la casa de José de Arimatea  . Prudentemente  , no hice la menos alusión a los mismos  . Mi papel segía siendo el de un observador  y por nada del mundo podía ni debía condicionarles .Supongo que esta extrema parqudad mía les defraudó . Y duranre algunos minutos me dejaron en paz .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto