No había salido de mi asombro cuando oí e identifiqué el rechinar del madero que apuntalaba el acceso al ser desplazado . La doble hoja fue entreabieta y , verificada la identidad del sirviente , el discipulo - uno de los gemelos - nos franqueó el paso . Mi gentil acompañante se retiró por donde había venido y , al punto , como si de ello dependiera su vida , Judas Alfeo se abalanzó sobre la tranca , atrincherando la puerta . Le observé entre atónito y divertido . Cualquier levita o policía del Templo habría podido abrirla de un puntapié . Pero el terror de aquella gente era tal que parecían ciegos . ¿ Es que la absurda , casi grotesca , contraseña les hubiera servido de algo , en el supuesto de que la casa fuera abordada por sus enemigos ?
¡ Dios de los cielos ! ¡ Qué abismal diferencia se respiraba entre ambas plantas de la casa ! Abajo , los seguidores del Cristo , estaban practicamente convencidos de su resurrección . La esperanza y el júbilo eran un hecho físico palpable . Allí , a tan escasos metros , entre los << grandes >> del reino , sólo encontré desolación . ¡ Qué mal y cuán escuetamente ha sido reflejada esta dranmática situación por los evangelistas !
La media docena de lucernas de aceite de oliva que alumbraba la estancia a duras penas había sido reducida a dos precarias e insificientyes llamitas . Una en la pared de la derecha y la otra , sobre la mesa en forma de < U >> . En los primeros momentos tuve problemas de identificación . La visión era probisima . El apóstol que no había abieto y Juan Zebedeo me acogieron de inmediato , asaeteándome a preguntas . Parecían los únicos con un minimo de vitalidad en aquel decepcionante cuadro . Mientras me aproximaba a uno de los divanes vacios , fui respondiendo con monosílabos y sin la menor precisión . Por lo que pude captar , el joven Juan Marcos les había informado de la marcha de los acontecimientos , aunque ignoraban los sucesos de Betania y , por supuesto , , el recientisimo de la casa de José de Arimatea . Prudentemente , no hice la menos alusión a los mismos . Mi papel segía siendo el de un observador y por nada del mundo podía ni debía condicionarles .Supongo que esta extrema parqudad mía les defraudó . Y duranre algunos minutos me dejaron en paz .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¡ Dios de los cielos ! ¡ Qué abismal diferencia se respiraba entre ambas plantas de la casa ! Abajo , los seguidores del Cristo , estaban practicamente convencidos de su resurrección . La esperanza y el júbilo eran un hecho físico palpable . Allí , a tan escasos metros , entre los << grandes >> del reino , sólo encontré desolación . ¡ Qué mal y cuán escuetamente ha sido reflejada esta dranmática situación por los evangelistas !
La media docena de lucernas de aceite de oliva que alumbraba la estancia a duras penas había sido reducida a dos precarias e insificientyes llamitas . Una en la pared de la derecha y la otra , sobre la mesa en forma de < U >> . En los primeros momentos tuve problemas de identificación . La visión era probisima . El apóstol que no había abieto y Juan Zebedeo me acogieron de inmediato , asaeteándome a preguntas . Parecían los únicos con un minimo de vitalidad en aquel decepcionante cuadro . Mientras me aproximaba a uno de los divanes vacios , fui respondiendo con monosílabos y sin la menor precisión . Por lo que pude captar , el joven Juan Marcos les había informado de la marcha de los acontecimientos , aunque ignoraban los sucesos de Betania y , por supuesto , , el recientisimo de la casa de José de Arimatea . Prudentemente , no hice la menos alusión a los mismos . Mi papel segía siendo el de un observador y por nada del mundo podía ni debía condicionarles .Supongo que esta extrema parqudad mía les defraudó . Y duranre algunos minutos me dejaron en paz .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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