viernes, 4 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril, domingo ( 125 )

Cuando los hogares  perdían fuerza  uno de aquellos herreros  situaba  el largo << cuello >> del buey  en el orificio de entrada  del tiro subterráneo  y , con gran abilidad  , procedía a soltar el nudo  que contenía el aire  , presionando con todo el peso de su cuerpo  la referida tapa superior  . De esta guisa  el fuelle  soltaba su contenido  , avivando la leña  o el carbón  vegetal deposirado en el lecho del crisol  . Despues , lenta y penosamente  , el obrero debía soplar hasta llenar de nuevo el pellejo .
En el momento que el cobre  o cualquier otro metal alcanzaba su punto exacto de moldeo , los sufridos  y excelentes artesanos  retiraban los catines cónicos , de barro , atrapándolos con una de sus largas tenazas .
Tanto el suelo terroso como las altas tapias del taller aparecían repletos  de las más variadas herramientas , armas o instrumentos domésticos  de la época . Quedé fascinado . Allí había  rejas de arado , aguijadas , hachas ordinarias  - muy similares  - muy similares a las actuales  ., dobles hachas , zapapicos ( una especie de hacha y azadón ) , bocados de caballos  , grandes paños de armaduras  , cuchillos de múltiples formas y dimensiones  , brazaletes  , ajoscas , toda suerte de cuencos , tazas y platos  y un sin fin de adminículos de uso común en las casas u otros talleres  : cinceles , espátulas , agujas , tenazan , hebillas , etc .
Juan Marcos me sacó de mi observación . El capataz o jefe de la fragua  se aproximó con én hasta el lugar donde yo esperaba . El muchacho le había explicado mis intenciones y , levantando la voz sobre el frenético martilleo de sus compañeros  , me dió a entender que el farol de Elias  no había sido reparado aún . Lo comprendí . Aunque la pieza  había sido  trasladada  a la herrería  en la misma tarde del viernes  , la entrada del sábado y la celebración de la Pascua habían retrasado su arreglo . El quenita  , converso a la religión judaica  , aprovechó aquellos minutos  de descanso para desanudar la banda de tela que rodeaba su frente y cabellos , retorciéndola  y escurriendo el abundante sudor  que la empapaba  . Despes me invitó a que le siguiera hasta el rincón donde guardaba el dichoso farol .
Acostumbrado adistinguir y manipular toda clase de objetos metálicos , identificó al momento el motivo de mi presencia en la fragua , rescatándolo sin demasiados miramientos  de entre un ingente  montón de  calderos  y cachivaches  herrumbosos . Twemí que se entretuviera en revisarlo . Y di gracias al cielo por la providencial jornada festiva  . Si aquellos artesanos  hubieran puesto manos a la obra  , casi con toda seguridad que habrían detectado  la extraña pieza y la antena camuflada entre los flecos . En ese supuesto , mi situación habría sido comprometida .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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