El caso es que de pronto , me vi en un amplio patio descubierto de unos 15 por diez metros . Ante mi se habría un espectáculo que hubiera sido reconocido por los hombres de la Edad Media e , incluso , del siglo XIX . Media docena de hombres musculosos , de peil tostada y bañados en sudor , cubiertos únicamente por los saq o taparrabos , se afanaban sobre otros tantos yunques . Co la mano izquierda , ayudados de grandes tenazas de hierro , sujetaban diversas piezas rusientes , que eran rítmica y sistemáticamente golpeadas con pesados y negros martillos . De vez en vez , suspendían el golpeteo , introduciendo los enrojecidos metales en unas cubas de madera repletas de agua o arena , provocando silbantes columnas de humo blanco . El estruendo tan ensordecedor que Juan Marcos , que se había adelantado hacía uno de los herreros , tuvo que hablarle casi por señas . Al fondo del recinto se alineaban tres curiosas fraguas . Dos eran semiesféricas , rematadas por unas picudas y altas chimeneas . La tercera - construida también a base de bloques calizos - tenía la forma de un pozo . En la base de las dos primeras , a traves de sendas << ventanas >> practicadas en las piedras , flameaban unos fuegos rojizos y voraces . Según el quenita que regentaba el taller - descendiente de una antigua familia fenicia de herreros ambulantes - , los hornos cerrados se destinaban habitualmente a la fundición de pequeñas cantidades de cobre . El << tueste >> preliminar del mineral , extraido de las minas del wadi - Arabá , al sur del mar Muerto , se practicaba en hornos situados en las proximidades de dichos yacimientos . En cuanto a los lingotes destinados a la exportación , eran preparados en otra gran fundición : la de Esyón - Guéber , obra de Salomón . A Jerusalén , por tanto , el metal llegaba listo para su última y definitiva transformación . Un ingenioso sistema subterráneo en forma de << L >> y recubierto de ladrillo hacía las veces de conducto de aire . éste era insuflado mediante grandes y no menos artesanales << globos >> , más que fuelles . Consistían en volumonosos pellejos de buey o vaca , amarrados por el cuello y ano e hinchados a pulmón . Una plancha circular , de madera de pino , provista de una abrazadera y fijada con cuerdas a la parte superior de cada odre ,servía para desincharlos .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Autor : J.J.benitez
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Antonio Martinez
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