viernes, 4 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 122 )

El problema , en prncipio , estaba en las pesas utilizadas  por el cambista  y en el tipo de interés  que marcase por la operación . Vació el oro sobre uno de los platillos de latón de la balanza  , buscando a continuación  en un cajón de madera  en el que se alineaban  un batería de pesas de bonce  . Yo había sido entrenado para este menester y reconocí las minas  ( cuyo peso oficial  debía ser 571 gramos  ) , los siclos  ( de 11,4 gramos  ), los dediod siclos ( de 5,7 gramos i los óbolos  ( de 0,6 gramos  ) .
Pero , tal y como sospechaba  , ninguna arrojaba el peso exigido por la ley . No tardé en comprobarlo . Acostumbrados  a este tipo de manipulaciones , el caldeo fue directamente  a los siclos , tomando media docena de aquellas cúbicas y desgastadas pasas  . Las fue depositando con gran teatralidad  sobre el platillo opuesto y, al hacer la número seis  , la balanza se equilibró . Tuve que hacer grandes esfuerzos  para no sonreir  . Era obvio que debería haber situado siete de aquellas pesas  y aún abrían faltado algunas décimas de gramo ...El pícaro cambista acababa de robarme  algo más de 11,5 gramos de oro . Aún faltaba  la tasa o interes  fijado como marges en dicho negocio . Y el amigo Serug echó mano de una tablilla  de madera encerada  que colgaba de un mugriento  cordel atado a su faja , garrapateando no sé  qué extraña  inscripciones  con un fino estilete  de hueso de hueso que hizo aparecer de debajo del turbante  . Fue murmurando para sí una prolija  e indescifrable  cadena de operaciones matemáticas  y , finalmente  , con aquella falsa sonrisa  colgada de su renegrido rostro , me mostró la tablilla , cantando el resultado final :
- 40 sequel y 874 sestercios .
Hice un rápido calculo mental , deduciendo que , ademas  del robo en el  peso , aquel maldito cambista  me había aplicado la tarifa más alta  permitida  : el medio óbolo o media guerá por cada medio siclo o medio sequel ofrecido . Algo así como un 10 por ciento sobre el valor Total .
Juan Marcos volvió a darme  otro puntapié , animámdome  a rechazar la oferta  , o cuando menos  , a regatear . Pero el tiempo apremiaba  y desoyendo los justos consejos  del muchacho , acepté  la proposición . El pagano abrio los ojos de par en par , sin comprender , y , mudo ante la inesperada  reacción de aquel griego supuestamente tonto o excesivamente  , se apresuró a entregarme la cantidad convenida  . Esta vez su reverencia  casi le hizo topar con la mesa de cambio .
Y a grandes zancadas , con los reproches de mi amigo a mis espaldas abandoné el tumultuoso atrio de los Gentiles.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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