El muchacho , despierto como una ardilla , advirtió mi tardanza en replicar al saludo y , con un disimulado toque de su sandalia , me hizo comprender que estaba siendo descortés . Doblé la cerviz y , antes de que tubiera tiempo de exponerle el motivo de mi presencia , el hombre , en un griego casi perfecto y mostrando orgulloso los hilos de oro que apuntalaban varios dientes postizos / réplica en marfil de los naturales ) , dio comienzo a una letanía en la que mezcló su remoto y sagrado origen babilónico con mi sabiduría por haber sabido escoger al << más honesto de los cambistas de monedas puras >> El monótono preámbulo formaba parte del ceremonial y , sin ánimo de contrariarle , aguarde pacientemente a que concluyera . Así supe que su nombre era Serug y que descendía del bisabuelo del mismisimo Abraham . También me señaló que , desde lejanos tiempos , una rama de los Serug se había instalado al oeste de Jarán , fundando la ciudad de Sarugi . Por supuesto , no creí una sola palabra , aunque los nombres y datos eran correctos .
Y al fin , cuando se sintió satisfecho , entramos en materia . Le entregué uno de los dos saquitos en los que Caballo de Troya había repartido los 163 gramos de oro y , tras derranmar su contenido sobre la palma de la mano , jugueteó con las pepitas con la punta del dedo meñique . Tomó una . la levanto sobre su cabeza . Comprobó el brillo y , por último , fue a depositarla cuidadosamente sobre la mesa . Me observó con gestosevero y , como si se tratase de pura rutina echó mano de una piedra de toque . Frotó la pepita con energía , aplicando a la << señal >> dorada un líquido ( quizá algo parecido al aguafuerte ) , comparando el resultado con una prueba-testigo de otra pepita de su propiedad . Satisfecho , pasó a la siguiente verificación tomando un mazo de madera situado junto a la balanza . Lo levantó un par de cuartas por encima de la pepita y descargo un preciso y sonoro mazazo que , naturalmente , aplató el noble y blando oro . Al primer martillazo le siguieron otros dos , que convirtieron la pepita en una lámina . Naturalmente , el oro era excelente y , con un profundo suspiro , convencido de su autenticidad , recogió la porciín , uniéndola al resto de los 81,5 gramos . Preguntó qué clase de moneda deseaba y le aclaré que sequel y sestercios . Yo sabía que aquel cuarto de libra romana en oro era equivalente a unos 189 denarios - plata o lo que era lo mismo , alrededor de 47 sequel o 1 134 sestercios .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y al fin , cuando se sintió satisfecho , entramos en materia . Le entregué uno de los dos saquitos en los que Caballo de Troya había repartido los 163 gramos de oro y , tras derranmar su contenido sobre la palma de la mano , jugueteó con las pepitas con la punta del dedo meñique . Tomó una . la levanto sobre su cabeza . Comprobó el brillo y , por último , fue a depositarla cuidadosamente sobre la mesa . Me observó con gestosevero y , como si se tratase de pura rutina echó mano de una piedra de toque . Frotó la pepita con energía , aplicando a la << señal >> dorada un líquido ( quizá algo parecido al aguafuerte ) , comparando el resultado con una prueba-testigo de otra pepita de su propiedad . Satisfecho , pasó a la siguiente verificación tomando un mazo de madera situado junto a la balanza . Lo levantó un par de cuartas por encima de la pepita y descargo un preciso y sonoro mazazo que , naturalmente , aplató el noble y blando oro . Al primer martillazo le siguieron otros dos , que convirtieron la pepita en una lámina . Naturalmente , el oro era excelente y , con un profundo suspiro , convencido de su autenticidad , recogió la porciín , uniéndola al resto de los 81,5 gramos . Preguntó qué clase de moneda deseaba y le aclaré que sequel y sestercios . Yo sabía que aquel cuarto de libra romana en oro era equivalente a unos 189 denarios - plata o lo que era lo mismo , alrededor de 47 sequel o 1 134 sestercios .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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