jueves, 3 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 121 )

El muchacho , despierto como una ardilla  , advirtió mi tardanza en replicar al saludo y , con un disimulado toque  de su sandalia , me hizo comprender  que estaba siendo descortés  . Doblé la cerviz  y , antes de que tubiera tiempo  de exponerle  el motivo de mi presencia , el hombre  , en un griego casi perfecto y mostrando orgulloso los hilos de oro  que apuntalaban varios dientes postizos  / réplica en marfil  de los naturales ) , dio comienzo a una letanía  en la que mezcló su remoto y sagrado origen babilónico  con mi sabiduría  por haber sabido escoger al << más honesto de los cambistas  de monedas puras >> El monótono preámbulo formaba  parte del ceremonial  y , sin ánimo  de contrariarle  , aguarde pacientemente  a que concluyera  . Así supe que su nombre era  Serug y que descendía  del bisabuelo del mismisimo Abraham . También me señaló que , desde  lejanos tiempos  , una rama de los Serug se había instalado al oeste de Jarán , fundando la ciudad de  Sarugi . Por supuesto , no creí una sola palabra  , aunque los nombres  y datos eran correctos .
Y al fin , cuando se sintió satisfecho , entramos en materia  . Le entregué uno de los dos saquitos en los que Caballo de Troya había repartido los 163 gramos de oro y , tras derranmar su contenido sobre la palma de la mano  , jugueteó  con las pepitas  con la punta del dedo meñique  . Tomó una . la levanto sobre su cabeza . Comprobó el brillo y , por último , fue a depositarla  cuidadosamente sobre la mesa  . Me observó con gestosevero y , como si se tratase  de pura rutina  echó mano de una piedra de toque . Frotó la pepita  con energía  , aplicando a la << señal >> dorada  un líquido ( quizá  algo parecido al aguafuerte  ) , comparando el resultado con una prueba-testigo de otra pepita de su propiedad . Satisfecho , pasó a la siguiente  verificación  tomando un mazo de madera situado junto a la balanza  . Lo levantó un par de cuartas  por encima de la pepita  y descargo un preciso y sonoro mazazo que , naturalmente  , aplató el noble y blando oro . Al primer martillazo le siguieron otros dos  , que convirtieron la pepita  en una lámina . Naturalmente , el oro era excelente  y , con un profundo suspiro , convencido de su autenticidad , recogió la porciín , uniéndola al resto de los 81,5 gramos . Preguntó qué clase de moneda deseaba y le aclaré  que sequel y sestercios . Yo sabía  que aquel cuarto de libra  romana  en oro era equivalente  a unos 189 denarios  - plata o lo que era lo mismo , alrededor  de 47 sequel o 1 134 sestercios .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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