miércoles, 2 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 112 )

Un estrecho sendero de inmaculados guijarros de río - blancos como los muros de la mansión  - conducía al frontis  de la casa . Siguiendo la moda  de aquella época . Nicodemo había levantado su villa  de acuerdo con el más puro estilo de las residencias romanas o domus  . El atrium o parte semipública  destacaba por su clara forma de tetrastilo , consistente en un desahogado patio cuadrangular , rodeado por columnas y sostenidas por un pilar en cada uno de los ángulos del citado patio . E el centro del enlosado , como había observado en la casa de Lázaro , se habría una cisterna  rectangular en la que se recogía  el agua de lluvia . Unas relucientes y semicirculares  escalinatas de mármol blanco  daban acceso a la morada  propiamente dicha . Pero , en esta ocasión , no tube oportunidad de visitarla . Davis Zebedeo , el dueño del lugar y un nutrido grupo de personas  - quizá treinta o treinta y cinco en total - dialogaban a la izquierda  del tetrastilo , a la sombra de aquella zona  de la columnata .
Por una vez había llegado a tiempo . Y allí fui testigo de otro suceso que , aunque anedoctico , resultó tan emocionante como nuevo .
Cuando nos aproximamos  , varios de aquellos hebreos  , jóvenes en su mayoría  , cubiertos por los típicos mantos  a rayas  verticales azules y rojar  , discutían al estilo judío : a grandes voces  y gesticulando  sin medida  . Nicodemo  , sentado en una silla  de tijera  , contemplaba la escena en silencio . Al verme llegar sonrió , levantando su mano izquierda  en señal de amistad  . Mi obligada  presencia  al pie de la cruz  ma había valido la estima  de muchos de aquellos fieles seguidores del maestro . Porque , conforme fui adentandome  y comprendiendo el motivo de la polémica  , deduje que todos los presentes  eran eso : discípulos del rabí . David , en pie y a la izquierda  del anfitrión  , seguía las  opiniones  con atención  pero con una sombra de tristeza  y decepción  en sus ojos grazos  . Una veintena de hombres  se hallaba  sentada a los pies del Zebedeo  , pendiente del menor movimiento o palabra del jefe de los emisarios  . ¿ Serían aquellos los << correos >> convocados por el hermano de Juan y santiago .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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