jueves, 3 de septiembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 2 - 9 de abril , domingo ( 117 )

Antes de partir  de la casa de Elías Marcos  , yo había solicitado de María , la dueña  , un pequeño favor  . La mujer consintió  sin reservas ni recelos . Como extranjero , necesitaba de un guía  que simplificase  mis idas y venidas  por la ciudad  . En cierto modo , así era  . Y el joven Juan Marcos  saltó de alegría  al recibir la autorización de su madre . Duante aquella jornada  - << y todas las que hubiere menester >> , según la señora  - podría encontrar a su benjamín  , presto y encantado para servirme  . Y gracias a la generosidad  de tan entrañable familia  , mis pasos por Jerusalén no fueron tan torpes  ni infructuosos  como en la primera aventura  . A pesar de ello , como salta a la vista  y como expondré  poco a poco , el destino seguiría burlándose de mí ...
La razón por la que no acompañé  a David Zebedeo hasta la mansión del anciano sanedrita de Arimatea  fue casi banal . Pero así había sido establecida por Caballo de Troya y yo debía  ajustarme  a lo programado , siempre que fuera posible . Como ya mencioné  , las siguientes y siempre supuestas  apariciones del Cristo no se registrarian hasta el atardecer . El ocaso tendría  lugar a las 18 horas y 22 minutos . Nos aproximábamos  a la hora nona ( las 15 ) y , en consecuencia  , al disponer  de un relativo margen  de tiempo  , todos mis esfuerzos  debían concentrarse  en otro de los objetivos  clave de la misión : el rastreo , localización y rescate del micrófono , involuntariamente extraviado . El farol en cuyo interior  yo había disimulado la minúscula  y sofisticada  pieza electrónica  - que por nada del mundo podía quedar perdida en aquel tiempo  - resultó dañado en el par de movimientos  sismicos  registrados  en las primeras horas de la tarde del viernes , 7 de abril .Y María Marcos  había encomendado su reparación a uno de los artesanos  en la ciudad alta . Ése , en fin , era mi siguiente  e inmediato trabajo . Pero antes  debía cumplir otro obligado y necesario trámite : cambiar parte de la medida  libra romana en oro por monedas fraccionarias . Así que , confiado , me dejé llevar por el muchacho .
Sinceramente , si hubiera intentado repetir  la travesía  por aquel sector del barrio alto y en solitario , el fracaso habría sido mayusculo.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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