domingo, 10 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario ( 93 )

En varias ocasiones  sus ojos y los míos coincidieron . Y en un diálogo sin palabras nos interrogamos mutuamente  . A diferencia  del Zebedeo , en su mirada no latía el rencor . Al contrario : gentil , me respondió con una cálida sonrisa  . Pero la valerosa mujer, tan destrozada como lo demás, se vió atacada por el sueño y el cansancio  , no pudiendo evitar alguna que otra cabezada  . Sin embargo , preocupada por el herido  , terminaba  por despabilarse , vigilando los lienzos  que humedecían las sienes de Natanael . Poco faltó para que ,  en tan grato paréntesis  , me decidiera a  hablar, confesándole mi verdadera personalidad  y propósitos . La sola idea  de que mis fustrantes actuaciones en el parto y con la víbora  pudieran cerrarme  tan vital fuente de información  sobre la llamada<< vida oculta  >> de Jesús  me tenía obsesionado  . Era mucho lo que restaba por conocer de ella y su familia eran los depositarios  del gran tesoro . No podía perder su amistad y , mucho menos  , su confianza ...
El regreso de Meir hizo inviable  esta cada vez más firme decisión . Pero me juré que , a la primera oportunidad , le abriría mi corazón , explicándole - empeño nada fácil - quien era y el porque de mi << cobarde comportamiento >>.
Casi lo había olvidado . Sin embargo , el hospitalario rofé estaba en todo . Era el sagrado momento de la cena .Verificó la temperatura  de Bartolomé y , tras invitarnos a las abligadas abluciones , depositó en el piso una bandeja  de madera  , generosamente surtida . Imité a María , lavando mis pies  y la mano derecha  ( utilizada habitualmente  para comer ) . Aguardamos  respetuosamente  a que el anciano concluyera  su rápida  bendición y , desfallecidosn , dimos buena cuenta del refrigerio : guisantes hervidos  en aceite  , tortas de trigo recién doradas , higos , dátiles , nueces peladas - uno de mis frutos  favoritos -, queso rancio  que , prudentemente  , no degusté y pescado salado y vino caliente devidamente aromatizado , cómo no , con esencia de rosas .
Siguiendo la recomendación de María , Juan no fue despertado . Y satisfechas las primeras hambres , la conversación se encauzó hacia el tema  predilecto de los allí presentes  : el Maestro.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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