miércoles, 20 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 41 )

Unos inconfundibles  signos  externos  le delataban como cirrótico  : Una ginecosmatia  o anormal volumen de sus mamas , que oscilaban  bajo la túnica  a cada movimiento o respiración agitada  ; una fuerte demacración  o consunción  muscular ; el enrojecimiento o eritema palmar ; la casi total calvicie y una asciti o acumulación de líquido en la cavida abdominal . Pero , sobre todo , el  << sello >> de su más que probable  enfermedad hepática  crónica  aparecía  en los nevos  << en arañas >> dibujados  en manos y mejillas ( vasos dilatados  que se disponen en forma radial , como las patas de los arácnidos ) .
Y lanzando un hedor hepático sobre el rostro de Santiago vociferó , al tiempo que hacía retroceder su brazo izquierdo , apuntando a las gentes allí congregadas :
-... Nazaret jamás fue cuna de reptiles . Tú y los tuyos , con ese Jesús a la cabeza , sí habéis  traído la inquietud y la división ... Uno ya ha sido castigado . Ahora os toca a vosoros , impíos , que no sabéis desnudar vuertros ,  hombros  y que , vencidos y humillados , habeis sido capaces de propalar la mentira de la resurrección  de ese carpintero que se creyó el hijo del Divino , vendito sea su nombre ..
Jacobo , menos templado que su cuñado hizo ademán de inclinarse para desenterrar el gladius y castigar las duras palabras del saduceo . Pero Santiago , irradiando parte de la serenidad que tanto admiré en el Maestro , sin dejar de sostener la mirada de Ismael , interpuso su brazo derecho entre la espada  y su amigo - hermano , renunciando así a toda violencia . Instintivamente  , algunos de los vecinos  se echaron atrás . Y antes de que Santiago acertara a replicar la maledicencia del sacerdote  , éste , ensoberbecido , le desafió con una pregunta que sólo podía conducir a la catástrofe :
- ¿ O es que te atreves a negarlo ? ... Donos : ¿ reconoces en Jesús al Hijo del Dios vivo ?
Por un instante creí que Santiago renunciaba . Sus largos y rubios cabellos destellaron levemente . Pero aquel lento y majestuoso giro de su cabeza a derecha e izquierda  no significaba  rendición . Se limitó a observar a los expectantes vecinos . Y con voz grave , alto y fuerte para que todos pudieran oírle , sentenció :
- Tú lo has dicho . Le reconozco como tal .
Y estupecfacto asistí a una familiar y no muy lejana escena  . Ismael retrocedió un par de pasos  y convulso  y babeante , con una teatralidad muy propia de aquel sacerdocio hipócrita , se volvió hacia la vecindad . Levantó los brazos . Cerró los puños y en tono cansino , falsamente agotado por el peso de lo que acababa  de escuchar , gimió :
- Todos sois testigos ... ¡ Ha blasfemado !.... ¡ Reo es de muerte !...
Un presentimiento - todo parecía  repetirse absurdamente  - me hizo reaccionar a gran velocidad . Extraje  los zz crótalos >> y , pegado al muro los ajusté a mis ojos , preparándome así para una hipotética  defensa personal . Y mis dedos se deslizaron hacia el dispositivo que activaba los ultrasonidos . Esta vez la fortuna fue mi aliada ....
Los colores - que o los sentimientos - << interpretados >> por mi cerebro cambiaron drásticamente . Los blancos  , en especial la túnica  del saduceo , estallaron en un plata fulgurante , mientras las franjas rojas de los mantos  cambiaban a un negro fantasmal . Y los verdes de las flores y enredaderas próximas se unieron al dramatismo del momento , sangrando en rojo y naranja .
Un bronco griterío ribricó la sentencia de Ismael . Santiago , precavido , recuperó la espada y su cuñado , destilando un sudor frío verdoso , consecuencia del miedo , retrocedió hasta el umbral de la puerta . Hice bien en prepararme . Y girando sobre sus talones , el sacerdote nos di nuevamente la cara . Congestionado por la ira , las manchas en forma de << araña >> de su rostro temblaron en un negro diabólico  . La suerte parecía  echada  . Y tal y como imaginaba  , de acuerdo a la costumbre  , sus crispadas manos hicieron presa en el lino de la túnica  , rasgándola  en un seco y poderoso tirón . Y la caverna verdosa de su boca se abrió como un espanto , chillando como una comodreja :
¡ Muerte !
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez


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