jueves, 21 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 48 )

Un llanto sereno chispeó a la luz de la lucerna . Y María , agradecida , me aceptoó desde la lejana proximidad de su noble alma , ahora asomada a unos ojos humedecidos por la felicidad . Y Dios lo sabe : aquel abrazo invisible  me compensó para siempre .
- ¿ Qué debo hacer , mi querido << comerciante en vinos >> ? bromeó apartando las lágrimas .
- Déjalo en las manos del Padre .... Y guarda mi secreto .
Y la Señora  , impulsiva como siempre , se alzó y rodeando la mesa tomó mi cabeza entre sus manos  , estampándome un sonoro y prolongado beso en la frente .
- Dios  te bendiga , Jasón  , aunque no has contestado a mi última pregunta  : ¿ Por qué tengo la certeza de conocerte de añoa atras ?
Aproximadamente las 13 horas ( Entre la sexta y la nona . )
Nuestra conversación , que de acuerdo con lo convenido empezaba a discurrir en torno a los supuestos  << secretos años >> de Jesús de Nazaret, fue interrumpida por un confuso y entrecortado ir y venir de pasos . Parecían  provenir de la azotea . María , alarmada , tomó la lampara  de aceite  y , decidida  , se aproximó a la puerta de la entrada . Pegó el oído a la madera  pero , al parecre , en el exterior seguía  reinando el silencio . Levantó los ojos  hacia la techumbre  y , al notar que el nervioso tableteo   sobre la arcilla  se había  trasladado a la parte posterior de la casa , se precipitó al oscuro hueco en el que yo no había penetrado aún. Recelosa , se detuvo en el umbral . Volvió la cabeza y , al saber que me hallaba  a su espalda  , se aventuró tensa y de puntillas en las tinieblas . Procuré no distanciarme  , entre otras razones para no perder la esquiva luz  que nos habría camino . Aquella segunda pieza , negra como boca de lobo , fue una sorpresa . En sus tres metros  de lado dormía empolvado  y en desorden todo lo necesario para ejercer la profesión de carpintero ... En el muro opuesto a la puerta  sin hoja  por la que acabábamos  de cruzar descansaba  un banco de unos ochenta centímetros  de altura  , apuntalado por dos pies en << v >>invertida . Y sobre el grueso madero escuadrado que daba forma  a la superficie del mismo , un cepillo de doble asa y un tablón a medio labrar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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