viernes, 15 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes , ( 18 )

Juan , abriéndose paso entre las galileas , reclamó a María  y , haciendo oídos sordos a las airadas protestas , tiró de ella , prometiendo , eso sí , una próxima , pública  y detallada narración de los sucesos . Y tozudo y autoritario dejó a la complacienmte Señora con la palabra en los labios , adentrándose en la aldea  .
Es curioso . Aunque lo comprendí , aunque era lógico y natural que Maria seperdiera en Nazaret , al encuentro de sus seres queridos  , este explorador  no pudo evitar una amarga sensación de ... ? cómo explicarlo ? Quizá de desamparo . A las << puertas >> de la aldea , olvidado por el Zebedeo y por María , me vi asaltado por una punzante tristeza . Sí , al menos , la mujer hubiera vuelto el rostro y ...
Fue cuestión de segundos . Había que actuar . No podía permanecer frente a las casas y la fuente como una estatua  . Y decidido a iniciar la siguiente fase de la misión interrogué a la chiquillería  acerca de algún lugar donde alojarme . Al reparar en aquel extranjero larguirucho , varias de las matronas se unieron espontáneamente  a la rueda de los zagales , brindándose  , serviciales y encantadas , a acompañarme hasta la posada . Y entre risas , pícaros comentarios y descaradas preguntas sobre mi origen y profesión , las galileas y los muchachos me dejaron a las puertas del albergue . Mis reiteradas inclinaciones de cabeza y sinceros agradecimientos  tan sólo contribuyeron a multiplicar las risas  . Y rojo de verguenza  me avebturé en el túnel que , como en el caso se la << posada del tuerto >> , servía de acceso al edificio . Un lugar , como era de esperar , en el que sería  testigo de algún que otro << singular lance >>
Una de las ventajas de Nazaret , acorde con su configuración y humildes dimensiones , era precisamente  la no existencia de distancias . Desde la fuente  a la posada  que me sirvió de refugio y << cuartel general >> , durante los tres días de permanencia en el lugar . no habría más cuarenta metros  . Se llegaba a ella por el camino que se abria paso hacia el sur  . Unos diez metros  antes de alcanzar su esquina este  , el sendero , disfrazado de pequeño puente de piedra  , brincaba sobre un torrente  de medio caudal procedente  del flanco oeste del NebiSa´in y que despreocupado y transparente , saltaba , corria , o se deslizaba  , fiel a la falda sur de dicho monte  . Desde el puentecillo  , el arroyo penetraba  decidido en plena vega , surtiendo la cuidada red de acequias .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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